Pues sí, yo creo que con el título de la crónica prácticamente he terminado la crónica del día, pues no puede ser más descriptiva...bueno, algo más tenemos que contar...je je je
La "Quedada": sendas por La Roda
Ya hace mucho tiempo que Pedro Lara R. y Nino me habían propuesto el ir a hacer la zona de las sendas del río Júcar, las situadas por La Roda, Fuensanta, El Carrasco, El Galapagar, Villalgordo...y tanto sitios emblemáticos en cuanto a aquellos parajes.
La idea era bien sencilla: hacer sendas y más sendas mientras que el calor no apretara mucho, ¡y vaya que si lo hicimos!
El punto de encuentro, como casi siempre que venimos por esta zona es Fuensanta, en su plaza principal, al lado de Villa Doña Manolita, una soberbia casa de campo de estilo ecléctico y modernista, la cual merece la pena visitar, sin duda alguna
Primeros kilómetros
Los primeros kilómetros fueron tranquilos, había que estirar las piernas y no hay mejor sitio que la orilla del canal del trasvase Tajo-Segura para ir tomando el contacto con la ruta. Es una pista perfecta para andar, suele llevar agua y es fácil encontrar más ciclistas y excursionistas. Desde aquí llegamos hasta la aldea de El Carmen, desde la cual comienza el primer descenso al río que te deja a la vista nada menos que el palacio de los Gosalvez.
Será una constante durante toda la ruta, subir y bajar por las laderas del río pues el senderear por estas zonas siempre consiste en hacer una breve subida para dejarte caer de nuevo hacia el río.
Villalgordo del Júcar: Senda del arenero
Llegados a Villagordo empezamos a realizar una ascensión por el pueblo que conectará con la zona alta del valle, y desde la cual da comienzo la senda del arenero...un suerte de toboganes con muchísima arena que los hace realmente divertidos. Esta senda es bastante larga y desde luego, como toma de contacto para mis compañeros creo que fue más que acertada. Hay que tener en cuenta que todas estas sendas son practicables al 99%, y empezar con buen pie siempre es un punto muy a favor de un día así.
Hacia el Galapagar
El Galapagar era nuestro siguiente objetivo, si bien, aún teníamos que hacer otras cuantas sendas más a lo largo del trayecto y que pueden ser conectadas unas con otras de un manera "casi" continua. Por aquí dominan las sombras y la temperatura siempre es agradable, además, el viento no suele molestar, con lo que las rutas son muy "agradecidas".
Al llegar a El Galapagar nos fuimos hacia una fuente que tienen en la finca donde se puede repostar agua, y donde para nuestra sorpresa, cuando estábamos llegando se nos "coló" un compañero de bicicleta...bueno, lo que realmente le pasaba es que acababa de besar el suelo, ¡y con todos los predicamentos! En fin, que llevaba una herida bastante fea en la rodilla y lo único que pensaba esta persona era en lavarse la misma. La verdad, es que tenía pinta de que iba a necesitar algún que otro punto.
Terminado el descanso tomamos camino del puente de Quitapellejos para tomar la margen derecha del río, seguir sendereando por aquella zona y de ese modo, llegar hasta El Carrasco. Aquí las sendas son bastante más fáciles y con pocos obstáculos; aún así, siempre es un placer el circular por entre los pinos, no me cabe la menor duda.
Una vez que alcanzas El Carrasco se cruza por el puente de la antigua carretera y se gana de nuevo la orilla izquierda, ahora nos esperan tres sendas realmente bonitas; es una pena que no me acuerde de los nombres...lo mismo cualquier día de estos empezamos a bautizarlas como es debido...senda del suplicio, senda del pescozón o senda de la fatiga...¡ya veremos!...jaj aj ja a
Desde Quitapellejos a Fuensanta
Terminadas las tres sendas, en las que según mis compañeros, sin duda alguna la última fue la más bonita decidimos que el calor, y claro está, la sed estaba empezando a hacer mella en los tres, así que, dicho y hecho, pusimos rumbo hacia Fuensanta, donde teníamos los coches y claro está...no estaban esperando.
Cerveza bien ganada
Nos estaban esperando tres cervezas bien frías y algo de comer...que en ayunas las cosas no sientan tan bien. En el centro del pueblo tienes dos bares donde en las terrazas suele haber hueco y para tomar cualquier están bastante bien.
En fin, que fue una ruta estupenda, equilibrada en cuanto a kilómetros (40 exactos) y que fue realmente divertida.
Desde aquí dar las gracias a mis compañeros de ruta, tanto Pedro como Nino, y claro está, un abrazo para todos...Edu
