"Unsere mauern brachen, aber unsereherzen nitch" o lo que es lo mismo, "cedieron nuestros muros, pero no nuestros corazones". Esta frase apareció al final de la segunda guerra mundial en un Berlín completamente arrasado, pancartas y carteles entre los escombros de la ciudad, y aunque el tiempo va pasando y seguro que la gran mayoría no sería capaz de saber el origen de este lema, no deja de ser toda una alegoría a la increíble resistencia que podemos llegar a tener: no hay nada más duradero que el recuerdo.
Y para el recuerdo quedará desde ahora una de las aldeas abandonadas que con tanta profusión vamos buscando en nuestras rutas, nada menos que una parte de la Casa de la Fuente del Charco, un paraje entre Santa Ana y El Salobral y que ahora pertenece al pasado.
¿Cuántas historias cobijaron esos muras? ¿cuántas sonrisas y cuántas lágrimas? ¿cuantos niños corretearon por aquellos campos? En fin, una pena que todo pase, que todo transcurra, pero el tiempo no nos es indiferente...¡y menos mal que es así!
Y para proseguir con nuestra historia, haremos la presentación de Andrés, gran deportista, de esas personas que va bien en cualquier deporte, pero sobre todo mejor amigo de los allí presentes; así que con puntualidad manchega nos vimos las caras Pedro, Juan Carlos y Paco (todos ellos Lara), Andrés, Coronado y éste que suscribe, para dar una ruta no muy extensa pero que al menos pudiéramos estirar las piernas como es debido. La lluvia está haciendo de las suyas y por fin el paisaje parece más invernal que veraniego: barro, charcos, cárcavas que hacen los caminos impracticables y demás fenómenos que pertenecen a estas fechas, cuando el tiempo es normal y llueve como debe, ¡ya era hora!
La ruta la llevaba Pedro GPS Lara con la idea de dar un rodeo por la parte suroeste de Albacete, haciendo una buena circular que permitiera ver la evolución de las nubes pues la mañana se había levantado amenazante, y el pronóstico decía que a partir de las diez la probabilidad de precipitación era casi del 100%.
Esto hizo que quedáramos a eso de las ocho para poder aprovechar el día, de modo que tomamos la vía verde (un seguro de vida en días así) y que empezáramos a rodar a muy buen ritmo en dirección a Balazote. El viento soplaba un poco de cara y se hizo notar, pero claro, Eolo no contaba con que llevábamos a Andrés...para que deciros más...ja ja ja. En fin, que gracias a su ritmo en cabeza, muy bien llevado y en su justa medida, pronto llegamos al canal del Trasvase Tajo-Segura, otro seguro de vida en días así. La idea de Pedro era seguir por él hasta las inmediaciones de Los Anguijes, tomar allí otro "carreterín" y volver por Aguas Nuevas.
Dicho y hecho, nos pusimos a seguir quemando kilómetros con alguna que otra gota sobre nuestras cabezas, aunque todavía no como para preocuparse. Una vez que llegamos a Los Anguijes tomamos el "carreterín" que parte hacia Aguas Nuevas y que pasa por la aldea de la Casa de la Fuente del Charco, de modo que al llegar a ella nos encontramos con que una de las casas, la más emblemática estaba derruida y desde luego no hacía mucho. Bueno, como podéis ver por las fotos, en su momento fue algo importante...ahora no quedan más que cuatro muros derruidos.
Terminada la parada de rigor en la aldea el cielo empezó a cerrarse cada vez más y decidimos, con muy buen criterio, que lo suyo era apretar un poco el paso y llegar pronto a Albacete, que cada vez caían más gotas y tampoco era cuestión de mojarse. Fuimos tomando varios caminos hasta llegar a Albacete, en donde con mejor criterio todavía (si cabe) decidimos que había que almorzar en El Badil, dicho y hecho, fue meter las bicicletas en el almacén, sentarnos y empezar a llover, y no cuatro gotas precisamente.
En fin, que pasamos un rato más que agradable, que algunos almorzaron de plato (como lo valientes) y otro de montado (también valientes, no creáis), y la cuestión es que las risas estuvieron presentes todo el día, ¡como debe ser!
Poco más me queda por contaros, tan sólo que hicimos 58 kilómetros, que recuperamos a Andrés para la ruta (y esperemos que para unas cuantas más) y que Juan Carlos parece que cada día va mejorando en su forma, pues ayer hubo momento que apretamos algo el ritmo y en ninguna ocasión quedó descolgado.
Un saludo...Edu
Pues hay que reconocer que la ruta, en cuanto al tiempo y la hora de vuelta, estuvo muy bien planificada y, de hecho, fíjate de la que nos libramos..., como tú muy bien dices, mientras que nosotros estábamos sentados y almorzando, los ciclistas que venían a almorzar, ya venían mojados.
ResponderEliminarLa verdad es que Andrés nos trajo a buen ritmo, aunque mucho más mérito tiene la ida, que fue contra el viento y también nos llevó.
La Aldea...., creo que no hay que decir nada, ya lo has dicho tú todo. Es una pena, pero claro..., mantener una finca como esa, debe de costar un dineral y si no le vas a sacar partido, lo normal es derruirla, no vaya a ser que ocurra una desgracia.
Nos vemos el Miércoles sino llueve. Un saludo.
Lo de la aldea es un pena, desde luego, pero realmente estaba en ruinas, eso no hay manera de arreglarlo y antes o después se acaban viniendo abajo; lo más conveniente es llegado cierto estado y por mucho que nos duela, tirar la edificación que como bien dices, al final acaba ocurriendo una desgracia.
EliminarEse tipo de lugares es que no sirve ya ni para ser ocupados, tuvieron su momento y estoy seguro que eran sitios acogedores y llenos de vida...pero pasó su tiempo, están además en medio de ningún sitio y no hay colegios, ni centros de salud, ni nada de nada, con lo cual, la vida en este tipo de sitios se hace muy complicada.
Lo dicho, nos vemos el miércoles si la lluvia y el viento no lo impiden...ja ja ja
Un abrazo...Edu