8 de marzo
Este pasado domingo 8 de marzo, se ha celebrado el día internacional de la mujer. La razón por la que se eligió esa fecha obedece a que tal día como ese 8 de marzo y en el año 1857, bajo el lema "Pan y Rosas", se produjo una multitudinaria manifestación de las mujeres del sector textil en Nueva York, su objetivo: reivindicar una mejora sustancial tanto en las condiciones laborales así como la eliminación del trabajo infantil.
Las condiciones no mejoraron porque siempre hay alguien que se encarga de que esto no sea así, y estaba escrito que antes o después ocurriría una auténtica desgracia, como así ocurrió el día 25 de marzo de 1911: 123 mujeres y 23 hombres murieron en un incendio debido a una colilla mal apagada en un cubo de restos de tela que no se había vaciado en dos meses, así lo aseguró la investigación que se hizo de ello...¿Y saben por qué murió tanta gente? Por unos dueños que cerraron todas las salidas para evitar robos...146 muertos por asfixia o por el impacto que sufrieron algunas de ellas al saltar desde las ventanas del octavo, noveno y décimo piso donde se alojaba la fábrica de confección...146 personas, en su mayoría mujeres inmigrantes de entre 14 y 23 años que tenían que aceptar ese tipo de trabajos porque no podían acceder a ningún otro.
Y es también en ese mes de marzo de 1911 cuando se celebró por primera vez el Día de la Mujer en Dinamarca, Alemania, Austria y Suiza: el denominador común es el reclamar el derecho a votar, a trabajar y a la no discriminación laboral. Poco a poco se van uniendo diversos países a esta reivindicación: Rusia en 1917, China en 1922 y España en 1936.
No está de más que sepamos colocar los eventos en el calendario y que sepamos la razón por la que las cosas son de una manera, y no de otra. Por cierto, para terminar ¿saben de donde viene el color morado? Fue el color que 1908 usaron la sufragistas inglesas en las protestas que hicieron para pedir el derecho a votar.
Sinceramente, siempre he pensado que todos los días son los Días de la Mujer, del Hombre, de la lucha contra la explotación infantil y de no sé cuantas cosas más, pero no está de más que en días así nos acordemos un poquito más.
Y hecha la "entradilla" creo que ya va siendo hora hablar de la ruta que cubrimos ayer, algo más de 60 kilómetros que nos llevaron nada menos que por Albacete, Aguas Nuevas, Santa Ana, Argamasón, Las Capiruzas y ya de vuelta por Los Anguijes, El Salobral, y de nuevo Aguas Nuevas y Albacete...buena ruta, ya lo creo que sí.
La ruta
En fin, que si el día de antes Pedro Lara, Coronado y éste que suscribe nos habíamos dado el lujo de quedar a las nueve, este domingo no se iba a repetir la situación, así que nos dijimos que para hacer la ruta que teníamos preparada tendríamos que madrugar algo más, y ese "algo más" se tradujo en que nos vimos a las 7:45 en el inicio del camino de Bacariza, una salida que usamos siempre que la ruta va a discurrir por la zona de Aguas Nuevas.
La idea era hacer una ruta donde hubiera una buena carga de kilómetros en llano, y de paso, hacer también algo de kilómetros por la zona de Capiruzas, puro monte bajo, que tanto nos gusta en este grupo.
Sin viento y con frío
Los primeros kilómetros no fueron precisamente rápidos, y es que la temperatura no pasaba de un grado, tanto es así que poco a poco empezó a aparecer una fina capa blanca de hielo en las umbrías del camino. Menos mal que el viento no hizo acto de presencia hasta bien entrada la mañana y la sensación térmica era exactamente la que marcaba el "mercurio" de nuestros velocímetros...y no unos cuantos grados menos como suele ocurrir cuando aparece el señor Eolo.
Una vez que pasamos Aguas Nuevas parece que fuimos entrando en calor y el ritmo poco a poco fue subiendo enteros hasta alcanzar una velocidad media que ya se iba pareciendo más a lo que es una ruta normal.
Los campos de estas zonas son en su mayoría de regadíos y dada la escasez de lluvias en los últimos meses, ayer los aspersores estaban a pleno rendimiento en las tierras próximas a Santa Ana, y claro está, con sus caminos llenos de barro, ¡como no! En fin, basta con reducir algo la velocidad y pasar tranquilamente por debajo de ellos, un poco de agua no hace daño.
Argamasón
Camino de Argamasón el paisaje va cambiando paulatinamente y los campos pasan a ser de cultivos leñosos, principalmente almendros y olivos, con lo que ya os podéis imaginar los aromas que tuvimos por el camino durante esos kilómetros: sin duda alguna el almendro es la planta reina en estas fechas.
Los caminos por aquí son bastante rectos en general, supongo que alguna concentración parcelaria se encargó de dejarlos así, y además tienen buen firme, con lo que cuando empiezan a picar hacia arriba, hacia la Sierra, lo hacen de manera gradual, cosa que es de agradecer cuando la ruta es larga.
Una vez que dejamos Argamasón, estos caminos se van derechos hacia la zona de Capiruzas: se trata de una sierra con un pico situado al sureste del pueblo que da nombre a la zona, y por ende, al parque eólico de Capiruzas, el cual está distribuido por toda la cuerda de esta sierra.
Capiruzas
Aquí el número de combinaciones es proporcional al número de caminos que allí existen, y os aseguro que en estas fechas el monte bajo está especialmente bonito, y dado que de nuevo está la veda de caza, podemos circular por aquellos campos sin miedo alguno.
En nuestro caso tomamos un camino directo a Capiruzas, con una subida gradual de unos tres kilómetros que acaba con un porcentaje de un 8,5% en sus 300 metros finales, para llegar a una zona con unas vistas espectaculares de los llanos de Albacete. Además, en dicha parte final hay una pequeña construcción con un vallado donde varios perros (perfectamente cuidados, como debe ser) nos estaban esperando con una alegría especial, y si no, atentos a la foto.
Desde aquí tomamos el camino de los aerogeneradores para bajar hacia Los Anguijes, se trata de un tramo fácil en general, pero en el que se deben tener algo de precaución pues existen zonas con mucha piedra suelta y donde la velocidad puede ser algo elevada.
Una vez que llegamos a Los Anguijes pusimos rumbo a El Salobral y desde allí a Aguas Nuevas, donde nos esperaban otra fiesta especial en el restaurante San Isidro, un lugar que ya se está convirtiendo en emblemático para este grupo.
En fin, poco más os puedo contar de una ruta que inevitablemente terminó con una buena cerveza después de esos 62 kilómetros y unos 450 metros de acumulado, no muchos, pero que te sirven para ir tomando algo de forma de cara a la primavera que se nos acerca.
El tonto
Eso sí, no quisiera terminar la crónica sin dedicar unas líneas a un entrañable personaje que rueda por nuestras carretera, el tonto, y que ayer se cruzó en nuestro camino. Para definirlo voy a utilizar el diccionario de la RAE, que dice ni más ni menos: "Dicho de una persona: Falta o escasa de entendimiento o de razón".
Lo normal de este grupo es saludar siempre que nos encontramos a alguien por estos caminos en los que tan a bien tenemos desgastar las cubiertas de nuestras BTT; digamos que se trata de una costumbre que bajo nuestro punto de vista indica a las claras el tipo de educación que hemos recibido, y sobre todo, indica que al menos la hemos recibido (la educación, me refiero).
Pero claro, no todo el mundo tiene porque haber recibido la misma educación, o siquiera, haberla recibido. El caso es que yendo camino de El Salobral y después de saludar a un grupo de unos seis ciclistas como mandan los cánones, no sólo nos encontramos con que no hubo saludo alguno de vuelta (que dicho sea de paso, me da un poco igual), sino más bien lo contrario, pues uno de los ciclistas empezó a despotricar contra el traje de uno de mis compañeros, riéndose y haciendo un comentario soez y salido de lugar.
El tema es que ellos eran seis y nosotros tres, y además, contaban con "el tonto"...hicimos lo que mejor se nos da, seguir por nuestro camino e irnos a almorzar a nuestra salud y a la de aquellos que todavía, y es cosa de agradecer, saben saludar...¡Va por ustedes!
En fin, que ayer hicimos una muy buena ruta con una incursión por Capiruzas desde una zona por la que todavía no le habíamos incado el diente, que nos gustó, y que probablemente volvamos a repetir en más ocasiones.
Un abrazo...Edu