¡Olé, olé y requeté Olé! Cacho de rutón que me he clavado hoy en compañía de los Patillas Rotas, bueno que también son 40 Rutas, pero no 20 Rutas, ja, ja, ja, aunque ellos lo pretendas, je, je, je.
Lo dicho, hoy me he clavado un rutón de los que me gustan a mí, largo de kilómetros, con monte bajo y sube y bajas, y todo ello, dirigido y orquestado por Nino y Pedro Lara Rubio, a los que desde aquí les doy las gracias por la ruta..., bueno y por mantener mi "orto" libre y liberado, ja, ja, ja, ja,. Empezamos......
Pedro Lara Rubio haciéndose eco en su momento y por supuesto, Nino también, me comentaron que repetirían las ruta hacia Hoya Gonzalo, ruta que ya hicieron hace algún tiempo con Edu y que ya el propio Edu, me dijo que era una ruta a mi medida y muy bonita de ser ciclada.
De esta guisa, ayer llamé a Edu para comentarle que no saldría hoy a la exprés y a Pedro Lara (el nuestro) para decirle que perdonaba Motilleja. Seguidamente, confirme la ruta con los Patillas Rotas a Hoya Gonzalo para hoy.
A las 08h.30' y con puntualidad manchega nos hemos visto las caras en El Corte Inglés, Pedro Lara Rubio, Nino y un servidor. Luego han llegado Javier y Vicente (Patillas Rotas), pero nos han comentado que sólo nos acompañarían hasta Chinchilla, obligaciones familiares les impedía hacer la ruta.
La mañana se presentaba fría y cada uno como podía o como entendía, hemos aparecido de una manera...., de corto, con manquitos, sin manguitos, con perneras, sin perneras, en fin...., ya digo, que la mañana amanecía rara y con algo de niebla.
Después de unos instantes de esperar por si aparecía alguien más, hemos iniciado la marcha hacia la zona del campus universitario, momento éste en que nos han abordado Juanma (Pura Vida) y Francho, que también iban para Chinchilla para meterse entre pecho y espalda una jartá de sendas, así que hacia Chinchilla hemos ido casi hasta llegar al Nazareno, nada más y nada menos que 7 ciclistas de diferentes grupos pero una ilusión en común, darle al pedal.
Llegados a este punto, se hicieron tres grupos..., por un lado Juanma y Francho, por otro, Vicente y Javi y, en tercer lugar, estábamos el triunvirato de Hoya Gonzalo.
El tiempo he de decir que estaba muy frío y además nos sorprendió una neblina muy baja que a duras penas nos dejaba entrar en calor, aparte de que el campo de visión estaba limitado a unos 10 o 15 metros por delante, de hecho, en una de las bajadas que hicimos, Pedro Lara Rubio hizo gala de su habilidad, pues la bici se metió en un reguerón o cárcava y la rueda trasera se le iba de un lado a otro, sin control..., bueno y el que suscribe...., casi que también. Mucha niebla, mucho frío y poca visibilidad.
Poco a poco fuimos ganando kilómetros hasta llegar a un cuco muy, pero que muy bien hecho y terminado con paja dentro del mismo para dar más calidez a aquélla o aquéllas personas o animales que quisieran guarecerse de las inclemencias del tiempo.
Tras la clásica mición, el típico descanso para reponer fuerzas e intentar entrar en calor, la idea era seguir por los caminos que nos marcaba el GPS de Nino hasta Hoya Gonzalo, pero ya me habían advertido que, aún haríamos alguna para más, pues más adelante, algunos kilómetros más pasaríamos por una aldea en la que existía una vieja bomba de agua y una cruceta de piedra, muy parecida a los famosos "Cruceiros gallegos", que marcaban una camino, un territorio o una vasta zona delimitada de lo que pudo ser en su día una gran explotación agraria.
Pues no era mentira. Ya veis, el pedazo de cruz tan sumamente bien ornamentada, con una base hecha de piedra con cataplasma de barro, zahorra y algo de mampostería para que el entronque largo de la cruz no se mueva, ni con viento, ni con lluvia y quiero pensar, para que no se mueva con nada, o al menos con nada meteorológico.
Aquí paramos y hablamos con un lugareño que nos aseguró que casi todos los días venía a por agua de esta finca y que ya quisieran muchas "aguas minerales" saber como sabía el agua de este pozo.
La Niebla parece que quería despedirse de nosotros y algún raro de sol que otro, tímidamente nos daba los buenos días, motivo por el que decidimos seguir camino, antes de quedarnos helados.
Ya os digo, que las bicis y nosotros mismos, íbamos perdidos del relente de la mañana y el barrillo que las ruedas de nuestras monturas despedía con el rodar por las tierras húmedas y blandas...., pero eso amigos, es lo que tiene este sano y noble deporte.
Casi sin darnos cuenta y sin esfuerzo alguno, llegamos a Hoya Gonzalo. Hicimos una para en el bar de la plaza del pueblo para, en principio, tomar una café. En este punto sentí que mi orto peligraba, pero nada más lejos de la realidad, Nino y Pedro me sorprendieron gratamente, dejando caer que tomaríamos un bocadillo...¡no me lo podía creer! Rompían sus costumbres por el Koro y eso que las malas lenguas dicen de ellos que son mala gente.....¡pues no! a mi me respetaron y acompañaron en el almuerzo...., ¿no os lo creéis? Para muestra un botón.
Qué ufano y confiado me encontraba yo con tanto agasajo y complacencia, ja, ja, ja, ja.
Después del almuerzo y el cortado de rigor para entrar en calor y pensando que nos iríamos a Albacete por lo llano, ahora vino la parte exigente y algo durilla, aunque asequible al cien por cien.
Salimos por la parte alta de Hoya Gonzalo, atravesando una carretera y acto seguido y sin vaselina, empezaron las subidas por pistas y caminos algo rotos, pero muy buenos para ciclar.
Íbamos en dirección al Parque de Las Molinetas, donde todo el rato era un continuo sube y baja, un constante rompe piernas, en los que en muchos momentos, tuve que subir ciertos repechos a "molinete" metiendo todo el hierro, para poder traccionar bien y no quedarme a mitad de las subidas, algunas con bastante desnivel.
Mientras yo subía a duras penas, observaba con envidia como Pedro Lara Rubio y Nino, subían sin mayor problema, sobre todo Pedro, que parecía una cabra montesa a la que le habían puesto un petardo en el culo, ¡joder...., qué manera de subir!
Poco a poco y después de dejar las Molinetas, llegábamos a la Sierra de Chinchilla, dónde afrontamos bajadas impresionantes, geniales para ciclar y dejarte llevar. Aquí es donde disfrute de lo lindo, todo monte bajo, pinadas y bajadas que me llevaron en volandas en esta pare de la ruta.
Pronto llegamos a la zona donde termina la Senda del Agua, de aquí a la Senda de la Cantera o del Saltito, como a mi me gustar llamarla y como un tiro por el camino de la cebollas hacia Albacete por la vía del tren, dónde llegamos al puente que pasa por la vía y en este punto y dado que se nos había echado la hora encima, decidimos perdonar las cervezas y cada "mochuelo a su olivo".
Pedro y Nino se fueron a su casa y yo a la Lonja a lavar la bici, que iba perdida de barrillo y arenilla.
Bueno amigos, pues es lo que os puedo contar de una ruta de Domingo, con dos estupendos compañeros, que no sólo respetaron mi orto, sino que además, supieron adaptar su ritmo al mío para procurar que la ruta fuese de mi agrado, cosa que desde aquí agradezo enormemente, porque una ruta se puede hacer de tal manera que te guste o termines por aborrecer este deporte. En este aspecto, 10 sobre 10 a la ruta y a los compañeros y encima, rompen un lanza en aras de los almuerzos...... ¿qué más puedo pedir? Gracias Chicos.
Os dejos los datos técnicos de la ruta:
Tiempo efectivo de pedaleo, 04h.20'17"
Distancia recorrida, 78'200 Kms.
Velocidad Media, 18'00 Kms/hora
Velocidad Máxima Alcanzada, 48'100 Kms/hora