Buenos días.
Y es que, los caminos para ir a Chinchilla, sus cuestas, sus sendas, bares y rincones están estos días atestados de gente...había ganas, y es normal, después de tanto tiempo de pandemia cada día tenemos más ganas de volver a recuperar nuestra vida normal, y si está claro que parece que cada día queda menos (desde que todo esto empezó), tampoco es menos cierto que aún nos queda bastante por pasar, y que hasta que no se vacune a un porcentaje importante de población, va a ser difícil que retomemos nuestra vida tal y como la conocíamos hasta hace un año.
La ruta
Dicho esto, que no está mal para empezar, vamos a pasar a la ruta, que en esta ocasión la había diseñado nuestro gran Coronado, con cuestas, algunas sendas y un recorrido equilibrado, como siempre suele pasar en sus trazados.
A eso de las ocho y media nos vimos nada menos que Alfonso, Pedro Lara, Berme, Coronado y éste que suscribe, y con puntualidad manchega nos pusimos en marcha hacia Chinchilla por la vía auxiliar del AVE.
Eso sí, algo de viento de cara que conforme pasaban los kilómetros se fueron convirtiendo en rachas que molestaban mucho, así es nuestro querido Eolo, que siempre quiere venir de ruta.
Lo cierto es que fuimos ascendiendo poco a poco hacia la sierra procomunal por la pista más al norte, la que linda con el campo de maniobras, y aunque no íbamos a todo trapo, no llevábamos muy mal trote.
Y para trote el dos corredoras que nos cruzamos varias veces por el camino: resulta que llevábamos caminos parecidos, que no iguales, y eso les permitía alcanzarnos y de nuevo las teníamos que adelantar, así hasta tres veces, pero lo que realmente llamaba la atención, era la velocidad que lograban imprimir estas dos campeonas a su zancada, y además cuesta arriba...lo dicho...¡vaya par de gacelas!
Una vez alcanzada la zona superior de la sierra, dimos un pequeño cambio de sentido a la ruta, de modo que nos fuimos en dirección Chinchilla para tomar alguna senda camino de la zona de las barbacoas, y una vez que tomamos este punto, seguimos por la senda de los Almendros, y una vez abajo, hacia la cueva de las Bolas, lugar que ya llevábamos muchos meses sin hollar.
Era la hora, sí, era la hora de almorzar y nuestras monturas nos llevaron derechos al restaurante El Volante, ellas lo sabían, así que sin que pudiéramos hacer otra cosa que mantenernos en sus lomos, nos plantamos allí en un periquete, para dar cuenta de un merecido almuerzo, que no sólo de cuestas vive el hombre.
Buen ambiente ciclista, unas cuantas risas y un rato más que agradable el que pasamos allí, como suele ocurrir en estas ocasiones. De paso, hemos de decir que Eolo se alió con nosotros, pues mientras estábamos dentro empezó a soplar un viento bastante potente, que esta vez sí, nos ayudaría a volver a nuestro querido Albacete.
Para acabar la mañana pensamos que deberíamos hacer algunos kilómetros más, por lo que decidimos alargar algún kilómetro tomando el Pozo de la Peña, y desde allí hacia Albacete por los campos de La Losilla.
Por supuesto, conforme íbamos llegando a Albacete ya advertí que la "cerveza de los campeones" forma parte de la ruta, y se ve que todos me entendieron perfectamente, pues en un pis pas nos plantamos en el bar Deportes, donde dimos cuenta de una merecida y bien fresca cerveza, como viene siendo habitual en este grupo, que cuidamos la hidratación de una manera exquisita.
Poco más os puedo contar, así que aquí os dejo un enlace a todas las fotos.
Un abrazo...Edu