La generación más maravillosa que ha tenido este país, sin duda alguna, ha sido la nacida en las décadas de los años 30 y 40 del siglo XX. Una España de odios, guerras, hambrunas, pobreza y posguerra eran algunas de las “delicias” que les aguardaban.
Un pueblo que se tuvo que acostumbrar a perder y donde la aventura de vivir cada día se resumía en un mendrugo de pan duro al final de la jornada. Donde el odio y la barbarie alcanzaron cotas tan espantosas como las que vemos ahora por la televisión en otros paises, sólo que no había una cámara para retransmitirlo en directo, esa es la única diferencia.
¿Cuántos de ellos perdieron a sus padres? ¿Cuántos quedaron en el camino? ¿Cuántos no pudieron ir a una simple escuela? ¿Cuántas infancias robadas?
Una generación que tuvo que lidiar con un futuro aún más incierto: primero tuvieron que trabajar para ayudar a sus padres, aprendices sin derecho a sueldo, trabajo a cambio de comida, de sol a sol…y luego tuvieron que formar su hogar…y luego emigrar del lado de los suyos a cualquier lugar del mundo…pero aún seguían creyendo en un futuro mejor, nunca perdieron esa esperanza.
Y sus sueños fueron tan fuertes que aún pudieron ayudar a sus hijos, para que nunca tuviéramos que sufrir lo que ellos sufrieron, para que fuéramos más justos, para que no tuviéramos que trabajar como esclavos, para que pudiéramos ir a la escuela y para que nunca pasáramos por lo que ellos tuvieron que pasar.
Olvidaron los odios y las rencillas, le dieron la mano a todos y fueron capaces de regalarnos un soplo de democracia, algo con lo que ellos no habían podido ni soñar. Es muy fácil decir ahora que “se equivocaron”…y no es así, no es así…lo dieron todo por sus familias. España es un país de ingratos.
Y el tiempo pasa y eso no es indiferente, seas piedra, ratón o humano, y los mejores se nos están yendo, poco a poco y muy silenciosamente, se está yendo la mejor generación que jamás ha tenido este país.
Vaya desde aquí mi homenaje para todos y cada uno de esos personajes: Antonio, María, Andrés, Juana, Luis, Teresa y tantos y tantos y tantos…¡y para Eduardo!
Allá donde vayas serás conocido por ser una buena persona, así de sencillo, así de fácil debería ser nuestra vida; tú has sido el mejor padre y eso es lo mejor que me ha pasado. Al menos sé que allá donde estés, seguirás rodeado de tus amigos y que tus gatos, tus eternos gatos, te estarán esperando con el rabo en alto, ronroneando y esperando su comida, como siempre hicieron.
Un saludo para todos...Edu
Lamento tu pérdida y me emociona tu texto, seguro que fué una gran persona y deja su impronta y legado en los que lo tuvísteis cerca y de él aprendisteis a ser personas.
ResponderEliminarUn abrazo Edu y que su recuerdo perviva siempre en vosotros.
Muchas gracias Pablo. Ahora toca mirar hacia delante, con tranquilidad, sin prisas.
EliminarEl recuerdo siempre lo tendré conmigo.
Un abrazo...Edu
Por este medio no comentaré mucho más de lo que ya hemos hablado en privado, por teléfono..., etc. Yo tuve la suerte de conocerle y compartir bar, casi que mesa y botella de sidra con él..., si todo lo que fue y como enseñó lo poco o lo mucho que pudo, queda regflejado en lo que yo conozco de tí, estoy seguro que se fue satisfecho y, por supuesto, tú tienes que estarlo también. Es tiempo de mirar hacia adelante sin apartar la vista del pasado. Un saludo Edu.
ResponderEliminarPues sí, mirar hacia delante, eso fue lo que me enseñó...eso y creer en la gente. Seguiré por ese camino.
EliminarNos vemos este finde.
Un abrazo...Edu