La ruta en solitario
Sinceramente hay rutas en solitario que son todo un placer ¡que duda cabe! Y aunque alguno pueda calificar la ruta como onanista (que de todo tiene que haber), lo cierto es que este pasado viernes 29 de marzo de 2019 completé mi enésima ruta en solitario al Santuario de Cortes.
Y estarán ustedes conmigo en que el hecho de controlar los tiempos, los esfuerzos, las paradas cuando la ruta es muy (pero que muy) larga, es una garantía de que el trabajo va a merecer la pena y que será, seguramente, sinónimo de éxito.
Lo cierto es que 167 kilómetros de BTT no son "moco de pavo" precisamente, y si tenemos por un lado algún que otro puerto, y por otro, al amigo Eolo dándolo todo en algunos momentos de la ruta, la cosa hay que tomársela con tranquilidad, sí o sí.
El inicio
Pues con esos mimbres me puse en marcha a eso de las siete de la mañana, con muchas ganas de empezar un día lleno de "pedaladas". El día resultó más bien ser frío, o para ser exactos, muy frío a esas horas de la madrugada, así que aplicando la teoría de la cebolla en ciclismo, me vestí con no sé cuantas piezas: manguitos, perneras (o perniles), traje de corto, chaqueta, chaleco, braga, guantes largos, guantes cortos...
Ya saben, conforme uno vaya pasando calor no hay más que quitarse una parte y seguir pedaleando, que para pasar calor siempre está uno a tiempo cuando llegue el verano. En fin, que poco a poco fui ganando kilómetros, el viento todavía no apretaba mucho y parece que el ritmo era el adecuado para tan largo día.
Próximo a Balazote decidí hacer un alto en el camino, en una de las antiguas casas de los empleados del ferrocarril, en la que nunca vivió nadie y en la que sólo quedan algunas paredes en pie. Supongo que pasó mejores tiempos, pero es lo que queda de una obra (como tantas otras por esta tierra) que se quedó en eso...en una obra: nunca llegó a funcionar un ferrocarril que bien hubiera podido cambiar el futuro de esta provincia.
Otro dato importante de la ruta es la extremada sequía que estamos padeciendo, pues en las fechas en las que estamos, los arroyos que vienen de la sierra bajan todos con un buen caudal, y no sólo eso, a lo largo del trazado existen unos cuantos nacimientos de agua...todos secos, sólo pude encontrar agua en el cauce del río Arquillo y en el río Jardín, el resto, seco como la mojama.
Por supuesto, disfruté como un niño con zapatos nuevos en la zona de los tres túneles próximos a la piscifactoría, en los cuales es obligatorio el llevar algún tipo de foco o linterna, pues no están iluminados y es imposible ver nada en el tramo más interior de los mismos. Además, sin duda alguna es esta la zona donde la vegetación está siempre más frondosa, con algunas impresionantes encinas, quejigos y pinos que bien merece la pena el visitarlas.
Como siempre, me acercaba presto a El Jardín, el pueblo que siempre nos sirve como punto de descanso y donde en el bar La Miel procedemos a almorzar a la ida, y a comer a la vuelta. No ha podido ser en esta ocasión...¡no había un sólo bar abierto!
Hice la llegada a eso de las diez y media, y aunque las tiendas de comestibles que están en la carretera estaban abiertas, yo iba buscando algo caliente coronado por un buen café, así que me acerqué hasta la gasolinera que hay a las afueras del pueblo, donde al menos pude tomar algo en la pequeña tienda. A la vuelta pude ver que uno de los bares había abierto a eso de las once, pero ya era demasiado tarde...¡el mal ya estaba hecho! (jajajajaja)
El tramo que comienza desde este pueblo está notablemente mejor que el anterior, pues en los túneles hay iluminación y además, la parte izquierda del carril está asfaltada, lo que hace que el trayecto sea mucho más cómodo.
De hecho, a los pocos kilómetros desde El Jardín, la vía verde comienza a ascender hasta llegar al punto más alto del camino, próximo a El Robledo y que marca el inicio de la sierra y por lo tanto, la proximidad al Santuario de Cortes.
Bajando, bajando
Así que nada más coronar el puerto se inicia una bajada pronunciada, de unos cuantos kilómetros y donde encontramos uno de los puntos más singulares de la ruta, nada menos que un par de puentes del año 1931 que sirven para sortear una serie de barrancos.
Aquí la parada con fotografía es obligatoria, con el Santuario de Cortes a la espalda, el puente que sortea la rambla como no, todos los montes de la sierra de Alcaraz que nos ven desde lo más alto.
Así que hecha la foto seguiremos bajando algo más de un kilómetro para tomar enseguida el puerto que nos llevará hasta el Santuario, ya se sabe que todo lo que sube, baja; en ciclismo hay que añadir que más bien todo lo que baja acaba subiendo, y de que manera.
Lo cierto es que cuando uno llega a este lugar ya tiene el convencimiento de que la ruta está prácticamente hecha...¡y aún queda la mitad del recorrido! Pero es que tiene un significado especial el llegar a este punto, sin duda alguna.
Es un buen momento para descansar unos minutos, tomar algo sólido y como no, cargar agua en cualquiera de las fuentes que allí tenemos. Ahora viene de nuevo una bajada...y aplicando la máxima anterior, una subida más.
Lo cierto es que uno va en esos momentos exultante de fuerzas y la subida del puerto hasta El Robledo es un auténtico primor; buen ritmo, buenas piernas y la gran cantidad de túneles que te protegen del viento hacen de la subida todo un placer.
Comida en la Venta de Bonanza
Como uno ya va siendo perro viejo, sabe que en los asuntos de comer es mejor no hacer experimentos, así que decidí, y con muy buen criterio, que lo mejor era parar a comer en esta ocasión en la Venta de Bonanza. Se trata de un restaurante y hostal situado en la carretera de Jaén, justo en el área de servicios de El Robledo, el cual está situado en las afueras del pueblo, a un kilómetro de distancia más o menos.
Comí bastante bien y por un precio muy ajustado, pude dejar la bicicleta en una zona protegida, supone un desvío de tan sólo 100 metros desde la vía verde y con acceso directo sin tener que pasar por la carretera, y además fueron bastante rápidos en servirme las cosas...en fin, que para la próxima ocasión ya tenemos otro sitio más donde poder parar.
Los primeros kilómetros de la vuelta son bastante rápidos, pues hasta El Jardín es todo hacia abajo y con buen firme, así que tomar una buena velocidad y mantenerla es bastante fácil.
Y lo cierto es que casi hasta Balazote el camino se deja hacer bastante bien; para muchos el problema empieza en los últimos 30 kilómetros, después de Balazote, pues son kilómetros completamente llanos y casi todos puestos en fila, uno detrás de otro en una recta interminable de las que no se adivina el final, donde se pierde la vista, y tienes la certeza de que te siempre te queda más recorrido del que llevas hecho...ja ja ja
Pero bueno, no hay nada como hablar un rato con uno mismo, o llevar una buen música, o fijarse en la vegetación...o tantas cosas...que al final el camino se hace más que agradable, y cuando uno empieza a ver Albacete tan cerca, casi que prefiere que todavía quede más y más ruta.
Y para variar, al cabo de doce horas de bicicleta, volví por donde había salido esa mañana, es decir, a las siete de la tarde. Está claro que yo soy de parar, y de hecho la media en movimiento después de los 167 kilómetros era de 19 km/h; nada mal después del viento que había tenido ese día.
Lo cierto es que volví con muy buenas sensaciones, casi sin dolores y con ganas de irme para Chinchilla a hacerme el Mortirolo...pero bueno, me estaban esperando para tomar una cerveza y miren por donde, eso me toca la fibra sensible...ja ja ja.
Como siempre, aquí os dejo el enlace a todas las fotos.
Un saludo...Edu
Pedazo de ruta.
ResponderEliminar12 horas ..... estás hecho un chaval.
Je je je...no creas que no mw costó, llegué bastante bien a casa, pero siempre con mucha tranquilidad, al.fin y al cabo iba yo sólo y pude relajarme en muchos momentos.
EliminarEs una ruta muy bonita, a ver si seguimos promocionando este camino a la sierra.
Un abrazo muy fuerte...Edu
Bueno amigo..., pues otra más a la saca, a tú saca. Es una verdadera maravilla de ruta, llana con alguna subida que se resiste, no tanto por la pendiente, como por la cantidad de kilómetros que llevas ya a cuestas.
ResponderEliminarLo de la lluvia de unos meses a esta parte es preocupante, pero que el riachuelo de nuestra ermita llegando a Balazote, no tenga agua..., ¡eso, eso si me preocupa! Es más, yo creo que es la primera vez que veo ese río sin agua. Una pena, la verdad.
Pero más pena e inquietud me provoca que en El Jardín no haya bares abiertos o sólo se abran en primavera y verano, porque hay días en Otoño e Invierno en que esa ruta se puede hacer pero que muy bien..., ahora sí, teniendo el Bar de la Venta de Bonanza, ya hay alternativa.
Muy buenas fotos de la ruta, muy buenos paisajes y en definitiva, enhorabuena por tú enésima ruta a Cortes y además, en solitario, que bajo mi opinión, tiene doble valor añadido. ¡Olé!
Nos vemos esta tarde..., bueno espero que no me surga nada raro..., ja,ja, ja, ja.
Saludos Edu.
Pues menos mal que ha llovido algo en estos dos días, a ver si hay suerte y cae como debe en este mes de abril, porque es bastante preocupante el estado de las fuentes y arroyos de nuestra zona. NO ha llovido nada desde diciembre, que se dice pronto.
EliminarEn cuanto a la ruta, pues que vamos a decir, que es una preciosidad por donde la mires...si acaso el tramo desde Albacete hasta Balazote no es tan vistoso (jajaja, por decir algo), pero bueno, en una ruta tan larga lo lógico es que existan ese tipo de tramos.
Supongo que antes o después tendré que llegar hasta el borde de la provincia para ver el nuevo tramo, pero claro, será difícil hacerlo todo el mismo día, ¿o no? je je je
A ver si nos vemos esta tarde.
UN abrazo...Edu