La despedida de la temporada de los miércoles

 

 Buenos días.

 

 Creo que con el título de la crónica se resume perfectamente la última ruta que cubrimos el pasado miércoles 12 de junio, pues es ya una vieja costumbre la que tenemos en este grupo: reunirnos para estas fechas y saludar al verano que se acerca, ya que con él viene la disgregación del grupo...de hecho cuando volvemos a vernos en Septiembre estamos más altos...el estirón del verano...horizontal, me refiero...la cerveza, ya se sabe...ja ja ja.

 Así que para afrontar el estirón estival, no hay nada como juntar al grupo que durante todo un año se ha estado viendo las caras, proponer una ruta de no más de 35 kilómetros por los montes de Albacete (hoy tengo la vena irónica) y practicar el viejo final de la BICIMERIENDA....¡rutón, rutón! se lo aseguro.

 Bien, pues con este espíritu nos dimos cita a eso de las cinco de la tarde nada menos que Teo, Nino, José y Sheila, Pedro Lara, Josete, Pedro Lara, Pedro Lara R., Coronado y éste que suscribe...ya sabéis, con puntualidad manchega nos vimos las caras, no podía ser de otro modo.

 Y creo que este es el punto para hacer una mención especial a Sheila, la sobrina de José, quién nos dio toda una lección de como hay que empezar en este deporte: con ganas, con fuerza, sin miedo y sobre todo con una sonrisa, disfrutando de la ruta...son valores que no tenemos que olvidar nunca. Esperemos que la pasión por este deporte prenda en ella, porque seguro que se le va a dar muy bien. En todo momento tuvo fuerzas, supo subir, bajar e incluso hacer unas cuantas sendas. Para ser la primera vez que sale con el grupo y de las primeras veces que lo practica, está muy, pero que muy bien.

 

 Así que hechas las loas preceptivas, paso a contaros que salimos hacia la Sierra de la Cabrera los 10 integrantes del grupo, no a un ritmo muy alto pues no se trataba en ese día de marcar tiempos, sino más bien de poder hablar durante la ruta tranquilamente, después de todo un año, ¡tocaba!

 Tengo un cupo que me permiten mis compañeros de pasar dos veces al año por el camino-rambla: es una vía pecuaria que no se utiliza, y que cada vez que cae una tormenta, se llena de arena de modo que mantener la verticalidad cuando se pasa por allí es bastante complicado. Por supuesto, he gastado el primero de mis cupones y para allá que los llevé, más de uno tuvo que poner el pie en tierra...je je je...aún me queda otro cupón.

 Desde aquí nos fuimos hacia los molinos por la senda que sale de la vía de servicio de la autovía y pasa por el lado de una de las canteras de la zona. Subida fácil y a ritmo pausado para no sudar mucho, que una vez arriba teníamos que parar para hacer las fotos de rigor y salir "guapetones".

 Dada la hora que se estaba haciendo decidimos que lo mejor era tomar la senda de las "culebrillas" para que de ese modo Sheila se pudiera ver en un sitio donde hay que tener algo de pericia...sin problemas, lo hizo todo perfecto.

 Así que llegados a este punto, pensamos que lo mejor era dirigirnos hacia la casa de labores de la Sierra de la Cabrera para tomar la pista del Cordel de Chinchilla, una especie de autovía que nos han puesto y que tomada cuesta abajo y con el viento de espalda (sí, Eolo nos ayudó, también sabía que la ruta era especial) es una auténtica pasada, los 40 km/h sin pedalear...olé.

 En fin, que llegó el momento de la segunda parte de nuestra ruta, la BICIMERIENDA...dicha esta palabra nuestras bicicletas tomaron el control de la ruta, no pudimos hacer otra cosa que dejarnos llevar hasta la terraza de El Badil, donde dimos el auténtico "do de pecho" de la ruta.

 En las fotos podéis apreciar como además también aprovechamos para hacer entrega de los preceptivos regalos de cumpleaños a Teo y Pedro Lara R...nunca hay que perder las buenas costumbres, y sin duda alguna, esta es una de ellas.

 Poco más os puedo contar, simplemente que en este enlace os dejo todas las fotos y como no. la ruta (un auténtico rutón).

Un abrazo...Edu

Compartir: