Parece que poco a poco voy haciendo más y más kilómetros, parece que poco a poco las grandes distancias no lo son tanto, será que me hago mayor, será que voy teniendo más paciencia...no lo sé, pero lo que sí os puedo asegurar es que cada vez disfruto más con lo que hago, con quien me rodea, con quien me ayuda y que al fin y al cabo, soy afortunado por poder hacer aquello que me gusta.
Si hace unos meses la ruta que se planteó en el grupo era la ida y vuelta al santuario de Cortes, allá en Alcaraz, en esta ocasión la idea que me rondaba la cabeza era hacer la misma ruta pero en solitario. Sé que físicamente no iba a tener problemas, tan sólo una avería mecánica daría al traste con la ruta. Un total de 164 kilómetros con un acumulado que pasa los 1400 metros (aunque la verdad, no sé exactamente cuantos, tampoco me preocupa eso mucho a estas alturas), 164 kilómetros de BTT, sólo eso.
Como ya sabéis, para este tipo de rutas me gusta salir pronto, justo recién puestas las calles, así que a eso de las 6:45 ya estaba yo en la calle, haciéndome un autoretrato y poniendo en marcha mi burra, la compañera de fatigas durante todo el día.
Los primeros kilómetros eran fríos, la mañana era fresca y todavía quedaba un rato para salir el sol, así que tuve que hacerlo con el foco encendido pues no se veía nada de nada. Menos mal que llevaba dos juegos de baterías pues al cabo de unos minutos me dijo "adiós" la primera batería y no tuve más remedio que hacer el cambio en plena ruta; en fin, este fue el único percance que tuve durante todo el camino, por suerte. ¡Ah! Es obligatorio llevar un foco, os lo advierto, que los túneles sin iluminar...son muy largos cuando uno va solo.
Pronto amaneció y el viento empezó a soplarme en la cara pero no con mucha intensidad, para cuando me quise dar cuenta ya estaba en Balazote, protegido por los montes y si bien, en algún momento tuve algo de viento de cara, en ningún momento llegó a molestarme.
La idea que ya llevaba yo a esa altura de la mañana era llegar pronto a El Jardín, y como no, dar cuenta de un buen almuerzo en el bar La Miel, pero antes hay que pasar la zona de la piscifactoría, la zona que posee tres túneles sin iluminar en los que no se ve nada, pero nada de nada.
La verdad es que los he pasado unas cuantas veces pero todavía me causa mucha impresión cuando te metes dentro de ellos, nos ves nada, ni la salida ni nada de nada; adivinas los murciélagos por los restos en el suelo y cualquier ruido parece que viene de alguien que te persigue por detrás...en fin, que los crucé y que en ese momento me dije, ¡ahora sí que me he ganado el almuerzo!
A tenor de la foto que aquí os enseño os podéis imaginar que acabé muy, pero que muy bien, después del almuerzo; de los de cerveza, medio bocadillo y café cortado. El bocadillo de tortilla con guarrilla, ¡una delicatessen de la zona!
De nuevo en ruta con el estomago satisfecho empiezan los túneles iluminados y aquí la cosa cambia bastante, los kilómetros van cundiendo cada vez más y aunque ahora viene el puerto hasta El Robledo, las pendientes no son muy elevadas y no cuesta nada el ir subiendo a una media que supera siempre los 20 km/h. La única pega es en la parte superior del puerto, una zona desabrigada donde el amigo Eolo siempre hace de las suyas, ¡que se la va a hacer!
En seguida comienza el tramo final antes de la subida a Cortes, pero hay una parada obligada para ver uno de los puentes que se hicieron para el ferrocarril, el que os muestro en la foto y que bien podía ser el icono de esta ruta, sin duda alguna.
La subida al santuario no se hace esperar, y aunque tiene mayores pendientes no da para mucho pues son unos tres kilómetros. Llegada al santuario y como no, un rato para descansar, visitar a la Virgen y tomar algo para la vuelta, que hay que cuidar todos los detalles.
El calor empezaba a apretar algo, así que decidí que lo mejor era subir rápidamente el puerto del puente que antes bajé para tomar el camino derecho hacia El Jardín, todo cuesta abajo y allí de nuevo en el bar La Miel, me estaba esperando un buen plato combinado. En fin, que no me puedo quejar...ja jaj aj
Poco más os voy a contar, sólo que a la vuelta, nada más pasar Balazote de nuevo el amigo Eolo me estaba esperando otra vez para soplarme en la cara; armado de paciencia y a un buen ritmo fui cubriendo los últimos 30 kilómetros con ganas de terminar un día completo y espléndido de bicicleta.
Deciros que terminé bastante bien en términos generales, después de casi ocho horas de pedaleo no me puedo quejar, desde luego que no. 164 kilómetros al llegar a casa a una media de 20,8 km/h, muy contento, ¡y pensando cual va a ser la próxima que me espera! ja jaj aj a
Y unos cuantos vídeos...espero que os gusten.
Un saludo...Edu
Bueno Edu, menuda ruta te has clavado tú solito. Es una ruta donde la cabeza manda mucho, sobre todo si vas solo. Recuerdo cuando la hicimos este años todos juntos. Fue una gran ruta en la que cuando alguno desfallecía por la distancia o el cansancio, siempre había otro que animaba o siempre había alguno que contaba una chanza o chascarrillo.
ResponderEliminarLa ruta, además exige una condición física aceptable, muy aceptable...., porque al fin y al cabo, son muchos kilómetros y máxime si la media que se obtiene es de 20 kms/hora o algo más.
Me alegro de que hayas podido disfrutar del Santuario en mejores condiciones que la vez pasada, me refiero a que había mucha gente la vez anterior.
Las fotos no tienen desperdicio y los vídeos que has sacado, mucho menos, sobre todo en el que te agachas y poner la v de victoria llegado al Santuario.
Enhorabuena otra vez por la gesta en solitario.
Saludos Edu.
Pues sí, esta vez el santuario estaba vacío, tan sólo unas pocas personas "y un ciclista"...ja ja ja
EliminarLo dicho, que nos vamos a acostumbrar a hacer maratones en BTT y al final como no hagamos 100 km no nos va a lucir la ruta...je je je
Lo de los vídeos la verdad es que está muy bien, pones la cámara en el manilla y a darle al botón cuando veas que merece la pena. Claro, lo malo es que es muy difícil luego seleccionar el material, porque me salió más de una hora de tomas, pero claro, es una barbaridad poner tanto, tuve que elegir las que creí que mejor enseñan la ruta.
Supongo que esta ruta así planteada se ha convertido en un clásico para el grupo, ahora sólo hay que esperar algo de tiempo para que la acabemos repitiendo, estoy seguro que en menos seis meses me veo otra vez camino de Cortes.
En fin, que nos vemos este miércoles a ver si damos otra vez una buena ruta.
Un abrazo...Edu