Buenos días.
Hoy es Navidad, 25 de diciembre, y aunque para algunas personas se trata de un tópico, para otros muchos estas fechas significan algo especial: para mí lo son...también el resto del año, no crean que son valores temporales los que aplico en estos días. El pasar estos días con la familia, compartiendo mesa, con el único y sano propósito de estar reunidos y así de paso echar unas risas es suficiente para mí, se lo aseguro.
Así que, aplicando lo dicho en el punto anterior, el pasado lunes 23 de diciembre tuvimos la ruta especial de navidad: ruta por la mañana y comida de compañeros...ahí va el relato de lo acontecido.
La ruta
Dado que era un día laborable era muy complicado que nos pudiéramos juntar un grupo numeroso para la salida, de modo que en esta ocasión nos vimos las caras Nino, Pedro Lara R. y éste que suscribe. La idea que llevábamos era hacer una ruta por la sierra Procomunal y por la zona del polvorín, con la suficiente carga de kilómetros como para hacer un hueco en el estómago que pudiéramos rellenarlo en la comida sin tener muchos remordimientos.
Partimos a las ocho y media con una temperatura agradable, simplemente algo fresca, y con algo de bruma nos dirigimos hacia Chinchilla por la vía auxiliar del AVE; pronto alcanzamos la zona de la senda de la cantera para tomar los caminos que parten hacia la sierra Procomunal.
Subiendo, que es gerundio
La cuestión es que esta zona es muy del agrado de todos los que íbamos allí, así que cuando propuse una variación de la ruta nadie puso pega alguna; más bien fue de agradecer que de vez en cuando aún seamos capaces de encontrar nuevos tramos por aquellos montes.
Esta variación transita por un camino que hace varios vericuetos por aquellos montes, con algunas subidas complicadas pero en las que no tuvimos que echar el pie a tierra, hasta llegar a la valla del recinto militar, momento en el que se toma un camino auxiliar que vuelve a llevar a la parte alta de la sierra, donde transita el camino que parte hacia Hoya-Gonzalo.
Hacia el polvorín
Seguimos este camino durante unos kilómetros hasta llegar a la variante que partiendo hacia el Sur, nos llevará directos hacia el polvorín, se trata de un camino rápido, en bajada constante durante varios kilómetros donde podremos recuperar las piernas y de paso ver unos parajes estupendos en dirección a Mompichel.
Una vez que llegamos al polvorín nos detuvimos para tomar algún alimento: que quisiéramos hacer hueco no significaba que no tuviéramos que comer nada...je je je. La cuestión es que entre la bajada anterior y el descanso de la parada nos quedamos como nuevos para afrontar la segunda parte de la ruta, que correspondería a todos los montes bajos que vienen desde Munibañez hacia el polvorín.
Por Munibáñez
Son muchos los caminos que se pueden tomar aquí, aunque hemos de recordar que también son varios los cotos de caza que existen, con lo que este tipo de rutas es preferible afrontarlas cuando está la veda, o bien, días de diario...por supuesto, también existen numerosos caminos públicos que podremos tomar en cualquier momento, pero más vale asegurarnos de por donde circulamos.
La cuestión es que por aquí los montes son más tendidos y el paisaje se torna en monte bajo, con unas zonas realmente frondosas y por las que merece pasar con nuestra bicicleta. Creo que las fotos hablan por sí solas.
En Munibañez hicimos un cambio de ruta pues hay dos mastines sueltos por la finca que cuando te ladran parece que te están avisando de que puedes ser su primer plato...lo cierto es que no entiendo porque si son animales peligrosos pueden estar sueltos de ese modo, el día que ocurra una desgracia nos echaremos las manos a la cabeza y buscaremos culpables. Y si no, al tiempo.
En fin, que tomamos el camino de casa Gualda, pero antes de llegar a ella hicimos una variación para tomar la carretera que viene de Horna y llega hasta Estación de Chinchilla; las horas iban pasando y aún teníamos que regresar a Albacete para dar cuenta de esa comida que nos estaba aguardando.
Feliz Navidad, Señor Eolo
Pues sí, nuestro querido Eolo hizo acto de aparición, no podía ser de otro modo. Lo cierto es que estas tierras el no verlo aparecer es algo raro e inusual, así que apretando un poquito los dientes se puede llegar a cualquier lado con él como compañía, ¡que duda cabe!
De nuevo por la vía auxiliar del AVE nos plantamos en un pis pas en la ciudad a una hora lo suficientemente buena como para despedirnos de Pedro como se merecía la ocasión, con una cerveza de por medio para rehidratarnos como se merecía...je je je
La ruta fue una auténtica gozada, nada menos que de unos 74 kilómetros con unos 890 metros de acumulado, por montes y más montes que hicieron las delicias de los tres que allí nos dimos cita.
La comida
Pues si la primera parte del día fue bonita, la segunda tenía pinta de que no lo iba ser menos.
Tal y como os he contado en el primer párrafo, y fieles a las costumbres navideñas, Coronado nos había reservado sitio en La Bodeguilla del Maquinilla, una restaurante muy próximo a la feria donde nos aguardaban unos arroces realmente estupendos...os cuento.
Para esta segunda cita del día nos vimos Teo, Pedro Lara (el nuestro), Nino, Coronado y de nuevo este que suscribe, ¡como no! Así que a eso de las 14:30 allí estábamos todos sentados alrededor de la mesa reservada...un buen vino y ganas de comer hicieron el resto.
Lo cierto es que fue una comida muy agradable, sin prisas, con mucha conversación de todos los colores y con muchas risas, muchísimas risas, que no nos podemos olvidar nunca de reír, recordadlo.
Los arroces elegidos fueron uno a banda y otro de foie con garbanzos y manitas de cerdo...no puedo elegir entre ninguno de los dos pues estaban realmente en su punto, así que lo dejo un empate entre ambos, dos primeros premios, ¡ya lo creo que sí!
¡FELIZ NAVIDAD!
Un abrazo...Edu