Segunda crónica de mi ruta, la que ha transcurrido desde Elche de la Sierra hasta mi meta en Tus. Un auténtico "etapón" serrano de los que no tienes un sólo tramo llano, de los que en unos 85 kilómetros me tuve que merendar unos 2300 metros de desnivel acumulado...pero es que los sitios por los que he pasado merecen la pena el esfuerzo, os lo aseguro: cañones, montañas, ríos, arroyos y puertos interminables...¿puede pedir algo más un ciclista?...ja ja ja
No es que tengamos una parte masoquista, o a lo mejor sí, vaya usted a saber; pero es que vemos el esfuerzo como algo que nos permite disfrutar sin prisas de todo lo que te rodea..y aunque yo también me apaño con una Mahou y un plato de jamón, no crean...esto es distinto.
El año pasado cometí un error de cálculo, salí demasiado pronto y estuve rodando por un carretera donde no se veía nada, y por mucha luminaria que lleve uno que quieren que les diga, es mejor poder ver y sobre todo, que te vean.
Así que, a eso de las siete cuando el alba empieza a despuntar me fui derecho a echarme un café con magdalenas por la cabeza y me puse en marcha. Los parroquianos me preguntaron que donde iba, y cuando les dije que hasta Tus me miraron con cara de pena, como si fuera la última vez que fueran a verme...ja ja ja
En fin, que fui dejando a mi espalda la peña de San Blas y me fui adentrando por aquellos montes con el sol alumbrando todo de color naranja, una preciosidad, ya les digo.
Cruzando el río Segura
Al cabo de un rato de subidas variopintas, desde difíciles hasta muy difíciles, llegué a un tramo de una rambla donde los carteles te avisan bien claro que no se te ocurra circular por allí en caso de tormenta; es de suponer que todos los montes que hay alrededor vierten sus aguas en aquella rambla, y a tenor de como estaba el lugar os aseguro que es conveniente hacer caso a la señal.
En fin, que llegué al río Segura justo en el paraje de Almazarán, donde ya el río se ha unido en el pantano de Fuensanta con su afluente, el río Tus, y donde el caudal va subiendo notablemente...a ver, no es que sea el Duero pero tampoco está tan mal para las alturas de año en las que estamos.
Aquí se abre un poco el cañón del río y se puede ver la aldea de Almazarán o de Los Pradillos (supongo), un auténtico lugar de ensueño donde estoy seguro que sus moradores vivieron muy felices, pero el tiempo no nos es ajeno y al final siempre devuelve todo a su sitio; ya lo podéis ver por las fotos.
Camino de Letur
Letur se divisa al fondo de otro cañón que se encargó de tallar el arroyo de Letur, valga la redundancia, y que gracias a una pista en su margen izquierdo podemos remontarlo poco a poco, y es que la pista está en muy mal estado y con unos porcentajes en algunos tramos bastante elevados, lo que hace que esté bastante rota con notables cárcavas en su trazado y que hacen ralentizar bastante la marcha.
A lo que se lo estén imaginando y para los que no lo sepan he de confirmar que sí, que las pasé canutas gracias a mi vértigo protector, ese que me hace retirarme de cualquier terraplén y que además tiene desde hace tiempo la categoría de "vértigo ajeno" -es ver como se arrima alguien al vacío, y que mal lo paso-.
Este camino "de los Pradillos" discurre por la falda de la Solana del Molino y enfrente tenemos el Puntal del Regalí, curioso y dulce nombre, hacia abajo el estupendo barranco con el arroyo que poco a poco va cediendo hasta llegar a los confines de Letur; ahora nos espera un estupendo puerto de montaña, pero en esta ocasión el pavimento es de cemento con lo cual, la subida aunque sea dura se hace mucho más llevadera.
Un dato, si vais en lunes a Letur podéis visitar un mercadillo que ponen próximo al casco antiguo, y de paso, además poder comprar una sartén o unas bragas, podéis dar un vuelta por ese casco antiguo donde vais a encontrar una estupenda iglesia de estilo gótico isabelino, un buen puñado de buenas casas serranas y unas vistas al barranco de la Rada realmente bonitas. Este pueblo era (y es) conocido por la gran cantidad de fuentes que posee, y de hecho, está instalado en una enorme toba calcarea...¡no es broma! Y es realmente digno de observar.
Hacia el puente de la Vicaría
Dada la hora y el esfuerzo que llevaba acumulado decidí que lo mejor era parar a desayunar, nada como un buen tentempié para alegrar el estómago, que el espíritu ya lo llevaba yo muy arriba. Así que terminado el pincho de tortilla me puse otra vez en marcha con una sonrisa en la boca y otra en la barriga, a todo esto, supongo que ya sabréis que en esa zona de nuestro cuerpo también existe una red neuronal, así que aquello del pellizco en la barriga empieza a tener mucha validez, ¡que cosas!
De camuglaje |
El camino que seguí me llevó hacia las aldeas de Las Casas, Las Casicas (¡viva la originalidad!) y Fuente Higuera, pues de ese modo me iría derecho hacia el puente de la Vicaría, una auténtica delicia de puente que te permite cruzar el pantano de Fuensanta. Supongo que a tenor de las fotos podéis comprobar que es completamente cierto además de ser verdad.
Nada más cruzar el pantano comienza el puerto más temible de toda la etapa, nada menos que 15 kilómetros de subida casi sin interrupciones, que te lleva desde los 600 hasta los 1300 metros, ¡ahí es nada! Los peores tramos son el inicial, con rampas del 12%, que luego se repiten en el tramo medio nada más salir de Yeste.
Aquí el calor ya apretaba así que decidí dejarme acompañar por mis inseparables "Tole Tole" y "Chano Chano", y poco a poco fui ganando kilómetros y más kilómetros gracias a sus buenas maneras y ese toque tan especial que le dan a la ruta.
Al llegar a Yeste paré para tomar algo fresco y reponer algo de fuerzas en forma de dátiles y frutos secos, pero tampoco sin dejar que pasara mucho tiempo pues llevaba un buen tono en las piernas. Así que me puse rápidamente en marcha de nuevo, recarga de agua y otra vez a afrontar la que creía última ascensión importante del día.
El Ardal
El monte que corona el pueblo de Yeste es el Ardal, con sus 1427 metros, y la pista que asciende hasta él es la que tomé, de modo que va circulando por la cara norte del monte y en unos kilómetros, se pasa del valle del río Segura al del río Tus, una auténtica preciosidad.
No hay que llegar hasta la cumbre (aunque ya me he dicho que algún día la tendré que hacer hasta arriba) y próximos ya a ella, se toma un desvío que te llevará hacia el collado de Bochorna. Por aquí andamos siempre por encima de los 1000 metros de altura en pistas de variopintos desniveles, de duros a muy duros (siempre), y adornados con estupendas cárcavas que hacen que uno no pueda recuperar mucho tiempo; de esta guisa yo ya andaba con retraso respecto del tiempo que yo esperaba realizar, y claro está, el calor iba apretando de lo lindo.
Valle del río Tus
Aún así, el paisaje es tan impresionante a estas alturas que cada vez que la ocasión lo merecía me paraba unos instantes para poder hacer la foto de rigor y de paso, tomar algo de aire fresco a la sombra, todo sea dicho.
Desde aquí se domina todo el calar del Mundo, el de la Sima, el Ardal y no sé cuantos montes más, incluyendo la sierra de las Cabras, allá en Nerpio.
Intenté buscar un pequeño atajo para poder situarme en la la base del Calar de la Sima en la aldea de Las Mohedas, pero no lo vi nada claro en el GPS, así que decidí ceñirme a la ruta que había trazado, pues eran caminos conocidos y contrastados.
Pronto gané la carretera que se dirige a Arguellite y unos kilómetros antes se toma el desvío que te lleva hacia la aldea de Los Prados. Aquí la carretera está destrozada, literalmente rota por todos los lados, y está claro que en algún momento de su vida tuvo una capa asfáltica, que lo que es ahora...
En fin, que una vez llegados al Collado de Pedro Santo nos desviamos de nuevo hacia el norte por un camino (que está en mejor estado que la carretera) y una vez que culminamos la ascensión, nos deja muy cerca de la aldea de Las Mohedas y por ende, de nuestro destino final
Bajando al balneario
La bajada es espectacular por donde la mires, larga, pronunciada, con buen piso...y la pena es que se acaba muy pronto o eso me pareció a mi, pero a estas alturas un pequeño descanso en las piernas es vital.
Lo cierto es que la temperatura baja unos cuantos grados y que la cantidad de vegetación que cubre las inmediaciones de la carretera te permiten volver a coger el tono.
Llegados al río Tus, se toma la carretera principal que te lleva por el camping hasta el Balnerio donde me presenté cerca de las 14:30. La verdad es que el sitio estaba plagado de gente y no me planteé en ningún momento hacer parada alguna, pero lo cierto es que eché un vistazo por si me esperaban allí mis chicas, cosa que no fue así y me toco hacer la última subida con muy pocas ganas.
Última subida
Y es que no me la esperaba así de dura, y seguramente no lo es, pero los últimos 7 kilómetros en pendiente y con una temperatura que podría llegar a los 34ºC con mucha humedad en el ambiente me pasaron factura, y además en esa zona nuestros móviles no tenían cobertura...
En fin, que hasta aquí ha dado de sí la ruta desde Albacete hasta Tus en dos etapas, seguro que la crónica no os ha gustado tanto como a mí la ruta, así que si tenéis oportunidad de hacerla, ¡no la desaprovechéis!
Próximas crónicas
Me gustaría contaros algunas excursiones y sitios que creo que son realmente bonitos en esta zona, así que en la próxima crónica espero poder los dientes largos de nuevo.
Para no variar, aquí os dejo el enlace a todas las fotos, y por supuesto, la ruta. En el mapa vais a ver una subida hasta el puntal de Moropeche, se trata de una ruta que hice unos días después y que simplemente os he puesto ahí por si os decidís a completar el trazado.
Un abrazo...Edu
Bueno, bueno..., pues segunda y última etapa del rutón devidido en dos que te has metido entre pecho y espalda. Antes de seguir, comentar que las fotografías son una verdadera maravilla, muy ilustrativas del pedazo de sierra que por esos lares tenemos en Albacete.
ResponderEliminarEl Paraje de Almazarán, donde confluyen ambos río, el Segura y el afluente del Tus, es una verdadera gozada para disfrutar tanto haciéndolo en bici como andando, incluso te diría que merece la pena hacer kilómetros con el coche e ir parando en alguno de los miradores que tiene.
La Aldea de Almazarán me recuerda el Palacio de los Gosalvez, triste construcción de lo que en su día fueron, ahora en ruinas y cayendose por todos los lados.
Insisto mucho en las fotos, porque te has pegado una jartá a fotografía y captar pequeños paisajes de todo lo que has recorrido. ¡Bendito invento los teléfonos móviles con cámaras de fotografía!
Después de ésto decir que ¡ENHORABUENA! por otra ruta de dos etapas con desnivel, kilómetros, cadencia y educación, ja, ja, ja.
Un saludo Edu.
Pues sí, ha sido toda una gozada la ruta, desde el primer momento hasta el último. Aunque a veces se pasa mal, por lo general, es que acaba uno muy satisfecho con el esfuerzo.
EliminarEl paisaje de Almazarán es especial...bueno, casi como el resto de la ruta, supongo que irá en gustos. En realidad, allí se ven los ríos Segura y el arroyo de Letur, el río Tus se une al Segura unos kilómetros antes en el pantano de Fuensanta.
En cuanto a las fotos, llegó un momento en que decidí no parar más, se me hacía tarde y el calor iba en aumento, como para detenerse mucho en esas condiciones.
La verdad es que ya estoy pensando en cual va a ser la próxima...ja ja ja
Y es que, nuestra sierra tiene un encanto especial, aunque supongo que todo el mundo dirá lo mismo de las suyas, lo cual me parece más que razonble...je jej e
Un abrazo...Edu