Si hay algo que debemos tener claro antes de salir con la bicicleta es que las cosas pueden no salir como uno ha pensado, el secreto está en saber adaptarse a las circunstancias, no enfadarse mucho y saber que a tu lado llevas unos compañeros que no piensan únicamente en "sacarte las canillas".
Y esta idea es fundamental en el mundo del ciclismo...¡vaya, y también en el resto de mundos, no crean ustedes! Apoyar al compañero es básico en este tipo de deportes (y en todos) y de paso, no ser tan competitivo, que también ayuda lo suyo, pues lamentablemente estamos asistiendo al nacimiento de un surtido de berzotas que piensan que por adelantarte son mejores; no es cierto, se es mejor cuando se comprende al compañero, cuando se le da una ayuda y se le espera si hace falta.
Esto redunda en que el grupo al final se convierte en una piña y sobre todo, las situaciones complicadas se manejan mucho mejor, sacando (como dice el refrán) "leche de una alcuza" si hace falta. Y eso fue precisamente lo que nos pasó ayer, por un lado yo había tenido el día de antes una comida familiar...y vaya, todavía por la mañana estaba cansado (muy cansado) y por otro durante la ruta Pedro Lara (el nuestro) tuvo problemas con su rueda trasera que nos hicieron parar en un par de ocasiones para tener que repararla. Lejos de que eso fuera una traba, hizo que nos metiéramos ayer una ruta de padre y muy señor mío, donde sobre todo pudimos reír a base de bien.
La hora de quedada, como casi siempre, a las ocho de la mañana en El Corte Inglés. Nos vimos nada menos que Pedro Lara (el nuestro), Paco Lara, Coronado y éste que suscribe y como siempre, con puntualidad manchega.
El rumbo que tomamos fue el de Pétrola y en esta ocasión decidimos que lo mejor era llegar hasta Munibañez por el camino más rápido, el de la vía auxiliar del AVE, pero hete aquí que a escasos kilómetros de Albacete la rueda trasera de Pedro empezó a decir "adiós". Al parar pudimos inflarla de nuevo para ver si el gel cumplía con su función, y al prender de nuevo la marcha parece que la cosa se había arreglado. Tan sólo habíamos perdido quince minutos y era temprano, todavía daba tiempo a ir a Pétrola.
Pero claro, como ya todos os imagináis, a escasos kilómetros tuvimos que parar de nuevo pues el pinchazo apareció de nuevo y esta vez no había manera de arreglar nada. Por suerte, estábamos a la altura de la gasolinera y pudimos arreglarla allí, tranquilamente y además con el surtidor de aire. Fuimos revisando la cubierta centímetro por centímetro y Coronado llegó a sacar un par de pinchos; finalizada la revisión, puesta de nueva cámara, inflado y de nuevo en marcha, esta vez habíamos perdido media hora con lo cual el objetivo de alcanzar Pétrola se nos hacía difícil, en total habíamos perdido 45 minutos, nos habíamos enfriado y había que coger de nuevo el ritmo.
Visto lo visto y dado que queríamos estar de vuelta en Albacete a una hora más que prudente, no tuvimos más remedio que cambiar el rumbo de la ruta y cambiar hacia Pozo Cañada. Desde aquí empezó la guasa y las risas, "a mal tiempo buena cara" como dirían algunos; supimos exprimir el cambio de rumbo y sobre todo empezamos a reír y a seguir pasándolo bien.
Desde Chinchilla nos dirigimos hacia Aldea Nueva y desde ese punto, hacia Pozo Cañada, siguiendo el trazado de la vía del ferrocarril Albacete-Murcia. Buen camino y con un ritmo muy sostenido hizo que dejáramos atrás Aldea Nueva en muy poco tiempo; ya se veía Pozo Cañada.
Bueno, la vuelta se nos hizo muy corta, y no es porque encontráramos un atajo, que va, es que el viento lo llevábamos de espaldas y aunque no fuera muy fuerte, nos permitió rodar casi todo el camino por encima de los 30 km/h, con lo cual cubrimos el trayecto de vuelta en un pis pas, casi sin enterarnos.
Poco más os puedo contar, al llegar nos tomamos la cerveza de los campeones y con una sonrisa de oreja a oreja por la mañana tan buena que habíamos pasado, decidimos que era hora de retirarnos a nuestros aposentos y dejar para esta semana más salidas y más aventuras.
Al final, casi 70 kilómetros de una ruta realmente divertida donde no tuvimos más remedio que cambiar el rumbo de la ruta, pero en estos casos, señores, "a mal tiempo, buena cara" ; que e
s lo mejor que se puede hacer.
Para saber: Los molinos de viento
En Pozo Cañada han reconstruido un molino de viento que puede ser visitado, al menos por fuera (jajj aj) y que puede ser curioso para los más peques.
Debemos tener en cuenta que el origen del molino de viento en nuestra región se remonta al siglo
XVI, después que en el siglo XIV estas máquinas aparecieran por
Inglaterra, e incluao alrededor del 1150 en el noreste Europeo.
Si bien, allá donde se carecía de agua parece ser que fueron utilizados desde el siglo VI, en el Oriente y Medio Oriente.
Cuenta la historia que hacia mediados del siglo XVI el interior de la
península sufrió una tremenda sequía, lo que obligó a utilizar medios
alternativos como la fuerza del viento. Y es esa, la razón por la que se
empezaron a utilizar.
Normalmente podemos encontrarlos en grupos y siempre situados en la parte más alta de los montes más próximos a los pueblos
En nuestra tierra se trata de una edificación cilíndrica, donde en
un vano de la parte superior de la pared aparece el eje que une las
aspas y transmite el movimiento al interior. Mediante una rueda dentada
el movimiento es transformado de orientación y se transmite a las muelas
de piedra que convertirán el grano en harina.
Un abrazo...Edu
Uffff, si me descuido..., no hago comentario de la ruta del Domingo, pero ya se sabe, que a veces...., uno está más liado de lo que quisiera.
ResponderEliminarLa ruta del Domingo salió totalmente al revés de lo que se había planeado, pero es que los fallos mecánicos, los pinchazos, el no tener un cuerpo serrano ese día para la bici y miles de cosas más, a veces hacen que las rutas no salgan como las habías planeado.
Este fue el caso nuestro. Pedro tubo problemas con su rueda trasera y eso ya nos retrasó, Edu estaba con un cuerpo de jota...., que...., ja, ja, ja. En fin, que lejos de cabrearnos, cambiamos la ruta y le sacamos el máximo partida a Pozocañada. Más adelante, Pedro cicló con normalidad con su bici, Edu se recuperó estupendamente después del desayuno y el resto nos lo pasamos como los enanos. En fin, lo dicho, otra más a la saca, y como dices Edu, al mal tiempo buena cara.
Saludos a todos.
No hay nada como un buen almuerzo, esta máxima se ha vuelto a cumplir al menos conmigo...lo bien que me sentó y lo bien que lo pasamos. La verdad es que tenía ganas por ir a Pétrola, y aunque me hubiera costado ya estaba con la idea de que había que sufrir...no te puedes imaginar lo bien que me vino el cambio de rumbo...ja jaj aj
ResponderEliminarBueno, lo importante es que lo pasamos muy bien y que tampoco estuvo mal pues al final nos salieron unos 70.
A ver que nos depara este fin de semana.
Un abrazo...Edu