Buenos días.
Fílide y el almendro
Ha dado comienzo la temporada de la floración del almendro y con ella nuestras rutas van a empezar a tomar derroteros paisajísticos muy singulares; desde hace unos años a esta parte son muchas las hectáreas que han sido sembradas de almendros, y por extensión, son kilómetros y kilómetros los que se pueden hacer a lomos de nuestra bicicleta entre estos árboles.
Lo cierto es que un almendro en flor es un auténtico espectáculo, y ya no sólo por esa flor de cinco pétalos tan característica, sino que también por el aroma tan delicado que desprende a su alrededor.
Son muchas las leyendas que se han vertido sobre el origen de este árbol, y sin duda alguna las de origen griego son las más originales (como siempre). Una de ellas cuenta que Fílide, una princesa de Tracia, se había enamorado de Acamante, uno de los soldados que habían participado en la guerra de Troya.
Ella aguardaba la vuelta de su amado tras el fin de la guerra y todos los días acudía a la orilla del mar esperando descubrir en el horizonte el regreso de la armada ateniense. Al noveno día de espera, Fílide creyó que Acamante había muerto y el dolor que le produjo la pérdida de su amado le causo la muerte. Y fue así que la diosa Atenea, conmovida por la muerte de Fílide, decidió transformar el cadáver de la joven en un almendro.
Como buena tragedia griega, al día siguiente Acamante arribó a la costa donde Fílide había aguardado su llegada días antes. Al saber el terrible final de su amada, corrió al interior del bosque para acariciar el árbol en el que se había convertido Fílide, y es en ese momento cuando el árbol empezó a florecer para consolar a su amado. Queda claro que tanto el amor eterno como el consuelo están íntimamente relacionadas con la flor del almendro, y así aparecen reflejadas en este mito griego.
La ruta
Y hecha esta breve introducción sobre el origen mítico del almendro, no me queda más remedio que empezar a contaros la ruta que hicimos ayer, miércoles 6 de febrero, nada menos que Teo, Nino, Pedro Lara, Pedro Lara R., Coronado y éste que suscribe.
Con puntualidad manchega nos vimos las caras en el pincho de la feria, a eso de las cinco de la tarde, una ruta que conducía Nino y que nos iba a llevar al Cuco de la Lobera, uno de los emblemas de este grupo.
No hacía demasiado frío y pronto empezamos a rodar hacia la zona de los Ojos de San Jorge, donde paramos para comprobar si las últimas lluvias habían recargado de algún modo el acuífero: el lavajo que allí tenemos es un fiel indicador de como andan los niveles y lamentablemente, no había ni una gota de agua...tendrá que llover bastante más, sin duda alguna.
De allí tomamos la dirección de la finca del Monte, donde nos encontramos el almendro en flor que ha dado título a la crónica de hoy. Evidentemente tuvimos que parar unos instantes para poder hacer alguna que otra foto, ¡que le vamos a hacer!
Desde allí nos dirigimos hacia el canal de la Lobera, y éste sí que llevaba un buen caudal, cosa que es de agradecer dadas las alturas a las que estamos de invierno, pues lo contrario sería todo un síntoma de que las cosas no van como debieran ir.
Nuestro Cuco
El cuco de la Lobera no se hizo esperar y Nino nos llevó a él en un pis pas; es una zona que domina a la perfección y lo cierto es que cada ruta que nos propone por aquella zona de monte bajo es una auténtica delicia. Por supuesto, parada, foto y a seguir con la ruta, que tomaría rumbo hacia la laguna del Acequión.
Los días cada vez alargan más y hasta casi las siete de la tarde no tuvimos que detenernos para poner en marcha los focos. Al esconderse el sol el viento apareció levemente, y con él bajó la temperatura algún que otro grado...cosa que desde luego notamos.
En fin, que tomamos la vía verde del Acequión y nos plantamos en Albacete a eso de las 19:45, con unos 42 kilómetros en una ruta sencilla pero muy vistosa, y que siempre deja muy buen sabor de boca, ya lo creo que sí.
Poco más os puedo contar, excepto que al terminar tomamos nuestra cerveza de rigor en el bar Avarys, por supuesto. Como siempre, aquí os dejo el enlace a todas las fotos de la tarde.
Un saludo...Edu
Buena ruta..., hacía ya algún tiempo que no la hacía y es que..., estas rutas son el ADN de Nino, que curiosamente, siempre las propone él..., no es de extrañar, se conoce la zona como la palma de su mano.
ResponderEliminarFijante que Acamante, lo relacionaba yo con la figura de Perseo y el papel que tuvo en la lucha de los Dioses griegos con los Titanes cuando escaparon del Monte Tártaro..., supongo que toda la mitología griega esta íntimamente relacionada, pero es bueno tener más historias de estos griegos locos, jajaj.
Lo de los almendros es cuando menos, chocante, como la naturaleza y la temperatura van ligadas de la mano, sin saber si estamos en Febrero o a finales de Marzo.
Saludos.
Ya sabes que estos mitos eran utilizados en innumerables lances a lo largo de su vida, azarosa es decir poco...ja ja jajaj aaj
ResponderEliminarA estos señores les iba el drama, la tragedia y putear a sus héroes lo máximo posible...en fin, tal cual la cuna de la civilización moderna.
La ruta estuvo muy bien, lo cierto es que hacía mucho tiempo que no íbamos por aquellos lares y ya teniamos ganas de volverla a hacer.
En cuanto a los almendros, ten en cuenta que sí existen algunos tipos que florecen ahora, lo que ocurre es que no se utilizan en la actualidad, y se están sembrando especies más tardías...evitar las heladas es fundamental en este árbol, ya lo creo. Pero es cierto que choca, y cada vez más, pues ya van quedando muchos menos de estos ejemplares.
En fin, amigo, que nos espera un buen fin de semana.
UN abrazo...Edu