Buenos días.
La ruta al santuario de Cortes, allá en la Sierra de Alcaraz, es todo un clásico para este grupo y parece que con el tiempo se está convirtiendo en una ruta importante dentro de las trazados clásicos de los carriles bicicleta.
Recientemente, este carril ha sufrido una nueva ampliación que va desde el límite de la provincia con Jaen, hasta las proximidades de Reolid. Desde aquí tenemos que aplaudir todo ese tipo de actuaciones pues lejos de convertirse en obras faraónicas, suelen tener unos costes bastante reducidos y que, lo más importante de todo, revierten desde el primer momento beneficios para quienes viven en las proximidades y sobre todo, quienes las usan.
La ruta de este año ha sido algo más dura que en ocasiones anteriores pues la lluvia, el viento y el barro han sido protagonistas a lo largo de una buena parte de la mañana, e hicieron que el camino fuera bastante más duro de lo que suele ser.
Pero si hay algo que el ciclismo te enseña es a tener paciencia, a seguir pedaleando aunque te duelan las piernas, a aguantar el frío y el viento, a saber apreciar a los compañeros que te van ayudando por el camino...sí, son valores que parece que no se estilan demasiado en estos tiempos que corren, y casi que pasarían por un comportamiento estoico.
Quizá de ahí la tan aclamada "épica del ciclismo", que no sólo los grandes ciclistas la ponen en práctica: os puedo asegurar que son muchas veces las que podríamos aplicar el término de "épica" a las personas anónimas que llegan a hacer auténticas rutas titánicas, que nunca van a salir en las noticias y que seguramente pasarán desapercibidas...pero no se equivoquen, su esfuerzo es tan grande como el de cualquier otro.
Y hecha la introducción, no me queda más remedio que empezar con la narración de una ruta de la que ya podéis imaginar, no ha sido muy fácil.
En esta ocasión nos vimos Nino, José, Teo y éste que suscribe a eso de las 07:15 en el inicio de la Vía Verde, y con los teléfonos en línea por si la lluvia apretaba, cosa que no sucedió hasta las proximidades de Balazote, pero que sí estuvo presente hasta las 10:30 con pequeños episodios que nos hicieron detenernos constantemente para ponernos los chubasqueros.
Lo cierto es que al haber tanta humedad era difícil coger un buen ritmo, si además le unimos a que el viento soplaba de cara con algo de intensidad y que el suelo estaba muy pegajoso, nos plantamos en Balazote más tarde de lo previsto y algo cansados, y para más inri en ese momento, empezó a caer agua a base de bien, con lo cual nos tuvimos que refugiar en el antiguo puente del ferrocarril en uno de sus ojos, esperar a que terminara y retomar el camino unos cuantos minutos después.
A escasos metros del puente comenzó el barro a adherirse a nuestras ruedas, con lo cual además del viento, teníamos que luchar contra un suelo arcilloso que no nos dejaba circular de ninguna de manera.
Por suerte, al cabo de un par de kilómetros empezó a desaparecer el barro y el firme fue mejorando notablemente. Además, es a partir de Balazote cuando el trazado se une al discurrir del río Jardín, una auténtica preciosidad si tenemos en cuenta que estamos en Otoño.
Poco a poco fuimos ganando tiempo al reloj y en el kilómetro 52 de nuestra ruta, paramos para dar cuenta de un buen almuerzo en el bar La Miel, allá en El Jardín. Habíamos recuperado el retraso que llevábamos y en este punto he de decir que Nino estuvo realmente fuerte durante toda la ruta, pues fue quien mantuvo un ritmo de pedaleo bastante bueno y adecuado para el trazado.
Tras el merecido almuerzo volvimos a emprender la marcha, la cual va ascendiendo lentamente durante unos quince kilómetros, hasta pasar El Robledo. Desde aquí hay una bajada más pronunciada hasta llegar al puente desde el cual se tiene una vista espectacular de la sierra, y del Santuario de Cortes enclavado en ella.
Otro pequeño puerto más y se llega al Santuario, un lugar donde sea cual sea la fecha del año tiene peregrinos por allí pululando. Visita a la Virgen de Cortes y vuelta al tajo, pues aún nos quedaba deshacer el camino hecho, o sea, bajar, subir y volver a bajar, esta vez con algo de viento a favor y que nos hizo llegar a El Jardín antes de las tres, una hora bastante buena para comer y de paso, descansar algo pues las horas se iba acumulando y el cansancio empezaba a aparecer. Sobre todo en mi rodilla derecha, que poco a poco se iba quejando del día que le estaba dando. El sitio elegido para comer, de nuevo el bar La Miel.
Terminada la comida nos pusimos de nuevo al tajo de modo que a poco fuimos acercándonos al tramo final, el que va desde la gasolinera de Balazote hasta Albacete, ya sabéis, 32 kilómetros de una recta interminable, y que si por la mañana parece que no se hace notar tanto, cuando vuelve uno por la tarde y después de todo el día, la recta no se acaba nunca, ¡tremendo!
Aquí tanto Nino como Josete llevaban algo de prisa y Teo y yo les dijimos que apretaran el paso, que nosotros no teníamos ni tanta prisa, ni tanta fuerza, y más aún cuando mi rodilla seguía quejándose del día que le estaba dando.
Dicho esto, deciros que llegamos finalmente todos sanos y salvos a Albacete, nosotros en concreto a las 19:00 de la tarde, en punto, pues habíamos quedado con Coronado en La Oficina para tomar la cerveza de los campeones...ja ja ja...y fieles como siempre a nuestra puntualidad manchega, llegamos justo a nuestra hora, ni un minuto más, ni uno menos.
163 kilómetros a 19,50 km/h, ese ha sido el registro final de mi cuenta kilómetros. Un día estupendo de ciclismos y de compañerismo, ese sí que es el auténtico resultado final.
Aquí os dejo un enlace a todas las fotos, que en esta ocasión han sido menos pues no teníamos tanto tiempo para detenernos como en otras ocasiones.
Saludos...Edu
Como todas vuestras crónicas, doy fe del fiel reflejo de la misma en todo lo que se cuenta. Para mi es la segunda vez que la hago completa, y si en principio tenía dudas de si aguantaría decentemente, al final del día puedo decir que terminé mejor de lo que pensaba, sobre todo las posaderas que aguantaron mejor con la ropa de invierno que con la de verano. Son casi doce horas de ruta, que quitado los descansos si salen diez en la bici.
ResponderEliminarComo dice el dicho no hay dos sin tres, así que espero repetirla el próximo año ya que es verdaderamente bonita y todavía más con los con los compañeros que tenemos en este grupo. Faltaron varios de los habituales, unos por unas cosas otros por otras, pero seguro que habrá oportunidad para todos en la siguiente.
Pues sí, como bien dices el año que viene tocará repetir de nuevo esta magnífica ruta. Supongo que algún año incluso nos atreveremos a meter alguna variación en el recorrido, pero bueno, lo importante es la compañía, y en honor a la verdad, merece la pena el hacer esta gran ruta con vosotros. Así que, el año que viene haremos un nuevo hueco en la agenda para dar cabida a todos los compañeros...¡y a quien se quiera venir! Jajajja
EliminarY sí, doy fe de que estuviste bastante bien durante todo el camino, de hecho, en gran parte del mismo fuiste tú quien marcó el ritmo.
Un abrazo..Edu
Siento, primero el no haberos acompañado hasta El Jardín como era mi intención en un principio y, segundo, la climatología que os jugó una mala pasada. Con viento, lluvia, humedad y barro..., lo cierto es que ganas no quedan muchas de darle al pedal, antes al contrario, dan ganas de dar media vuelta y almorzar, pero claro..., eso a vosotros es una frase que no os encarta, sois ciclistas de tiradas kilométricas y la ruta de Cortes es de esas, de pundonor y kilómetros.
ResponderEliminarGran ruta la de Cortes y muy bonita por cierto, pero que es necesaria hacerla con compañía porque sino la cabeza se pone a dar vueltas y son muchas horas encima de la bici y en solitario.
Muy buenas y muchas fotos, las que habéis hecho en esta ocasión y lo más importante, otra ruta a la saca, en este caso RUTÓN RUTÓN. Enhorabuena a los cuatro.
Saludos Edu y C.I.A.
Querido Coronado, más lo sentimos nosotros cuando nos venía el viento de cara, que no hay nada como ponerte delante y coger tu rueda en situaciones así...jajajajaja
EliminarBromas aparte, os echamos de menos, pues esta ruta tiene un significado especial para el grupo, no sé si por los 163 kilómetros, por el compañerismo que se ve durante todo el recorrido o por el almuerzo que nos tomamos...¡será por todo un poco!
En esta ocasión no hemos parado a hacer muchas fotos, el tiempo no ha acompañado y no hemos tenido más remedio que apurar las paradas, aún así, la media no ha salido nada mal, pues ha estado sobre los 19,5 km/h.
En fin, que para la próxima volveremos a ser todos, y volveremos a hacer esta gran ruta de nuevo, a ver si sigue así la cosa y podemos hacer un recorrido con historia, como nos gusta a nosotros.
Un abrazo...Edu