Buenos días.
Estamos en pleno Otoño y por fin la lluvia ha hecho acto de presencia por nuestra querida tierra. ¡Ya era hora! Esto se va asemejando cada vez más a un desierto y es que gota a gota se está secando nuestra tierra.
Todavía en plena década de los setenta existían varios humedales cercanos a Albacete, como por ejemplo la laguna del Acequión, la laguna de Algibarro, el canal de María Cristina, la de El Salobral, los campos entre Chinchilla y Pozo Cañada... Hoy no son más que recuerdos y casi imposibles de que vuelvan: los regadíos tan necesarios, el túnel del canal Tajo-Segura, los pozos incontrolados y el régimen tan bajo de lluvias están haciendo que poco a poco esta tierra se convierta en un páramo.
Y sinceramente no tengo esperanzas de que nadie tome medidas en contra de ello. Menudo legado que estamos dejando...
En fin, que ayer pudimos disfrutar de una ruta como las de antes, o sea, frío y agua por todos los lados, de esas rutas donde tienes que elegir muy bien el camino que vas a tomar, de esas rutas donde tienes que ir esquivando charcos y ves como las nubes se van cerrando y dejando caer mantas de agua por uno y otro sitio.
Así que, ayer, Teo y yo nos dedicamos una ruta realmente rodadora, de las de vía verde y bien abrigados, que no veas tú lo frío que venía el viento. A las cinco y cuarto de la tarde, y con puntualidad manchega, nos vimos en el Pincho de la Feria tomando el camino de El Salobral, que es una ruta donde a buen seguro no tienes barro y sobre todo, pocos charcos para pisar.
La verdad es que fuimos a buen ritmo en la primera mitad de la ruta, la luz todavía nos dejaba ver el camino y con la buena conversación y las risas que llevábamos nos plantamos allí en menos de una hora.
Cada vez los días son más cortos, así que al llegar a El Salobral paramos un par de minutos para hacernos una foto con la que publicar la crónica y de paso (sobre todo) poner los focos en marcha.
La vuelta a la ciudad fue bastante más lenta pues no se veía nada, la luna no aparecía y además estaba nublado, hasta con tormenta de las de rayos en los campos de Chinchilla, de esas que ves como se ilumina el cielo, los campos, y hasta el castillo.
Poco más os puedo contar, sólo que al llegar dimos cuenta de una estupenda cerveza en el bar Entre Amigos, el que está por los Jardinillos. Esta vez la elección de la cerveza fue de las de doble malta de Turia, todo un acierto, ¡os lo aseguro!
Y ya que estamos, aquí os dejo una foto del parque lineal en pleno otoño, una preciosidad ese parque que tenemos.
Un saludo...Edu
Siento no haber podido acompañaros el Miércoles, pero como ya dije estaba de viaje..., una pena, porque me apetecía rodar y luego, sobre todo compartir una buena charla y una cerveza.
ResponderEliminarEs cierto que necesitamos el agua, pero no un día sí y otro no, ¡no, no! dos semanas de agua, que se llenen los pantanos, embalses, lagunas, canales...., ¡THE WATER IS LIFE!
Ya he visto Edu, que cuando arrecia el frío, la equipación de invierno de Pedaladas Globeras, es la más adecuada. Pues nada, yo mañana me la pondré, así que si te la pones... vamos conjuntados, ja, ja, ja.
Ruta de las que gustamos hacer de vez en cuando, y más si está el terreno embarrado.
ResponderEliminarYa sabes que Teo es mejor compañero para una de estas...ja ja ja
Bueno, a ver si sigue cayendo agua, que no nos estorba a ninguno.
Un abrazo...Edu