El pasado domingo 7 de mayo fue el día de la madre, y aunque a muchos les parece que es una fecha creada por el Corte Inglés, a mi particularmente me parece un día muy bonito y que es necesario que sea celebrado.
Sí, ya lo sé, muchos de ustedes pensarán que todos los días son los días la madre (o del padre, o lo que toque), pero piensen que además de poder ser todos los días, también pueden existir días especiales, que siempre hacen ilusión a quien es merecedor del homenaje. Normalmente, suele ocurrir que quien esgrime ese tipo de justificaciones para no celebrar nada, tampoco celebra nada el resto de los días del año. Dense un respiro, no piensen tanto en establecimiento patrocinador de la fiesta y celebren con los suyos días así, ¡y el resto de días, también! Tenemos que cuidar a los que más nos quieren, no se olviden de esto.
Y además, si ser padre es bonito, ser madre tiene que serlo mucho más, sinceramente, el haber dado vida es una experiencia fascinante desde el primer momento, eso confiere una manera de ver el mundo muy distinta a como lo hacemos los hombres, por mucho que nos empeñemos hay diferencias, ¡benditas diferencias!
Y dicho lo dicho, y con un besazo para todas las mamás, comenzamos con la narración de la última ruta que hemos realizado por alrededor de nuestro querido Albacete. Dado que era un día muy especial, decidimos que lo mejor era volver pronto a casa, así que la ruta quedó marcada desde el principio por que queríamos hacer una salida "casi express", de ocho a once, almuerzo y para casa.
Nos vimos con puntualidad manchega Pedro Lara (el nuestro), Paco Lara, Coronado y este que suscribe. La ruta no estaba muy clara, tan sólo que iríamos de nuevo a ver la cantera de Cansalobos, así que, con buen criterio, pensamos que podríamos darle la vuelta a la finca del Marqués de Larios, por el camino que va pegado a la valla.
A las ocho y cinco nos pusimos en ruta guardando. como siempre, los cinco minutos de cortesía, y salimos por la zona de la "sendacan", que es por la zona trasera del campus donde los perros pueden pasear a sus anchas...menuda técnica se coge allí sorteando las cacas de los perros, ¡ni las zetas, oiga!
Rápidamente llegamos a la valla, no sin antes sortear algunos charcos merced a los regadíos que tienen que estar dando para poder recoger algo este año, ¡a ver si llueve! Desde aquí no tuvimos más remedio que parar en una balsa que la estaban llenando; os dejo la imagen que da mucho gusto ver como sale ese agua.
Finalmente, acabamos con la valla y pudimos ir a la zona de monte bajo que tanto nos gusta, alguna senda que otra, una subida corta pero muy vistosa y un campo precioso el que se nos iba apareciendo conforme avanzábamos.
Pronto pasamos por la finca de los perros, el rottweiler y el pastor alemán, siempre atentos a defender su territorio, aunque ayer, en honor a la verdad se les veía bastante contentos. Y también decir que nunca nos los hemos encontrado fuera de su recinto, que es justo que uno espera, ¡bien por esa finca!
Desde aquí pusimos rumbo hacia las canteras de la Sierra de la Cabrera, de modo que en unos pocos minutos llegamos a la finca de labores de esta sierra, y desde aquí en una subida bastante buena nos plantamos en la zona de Cansalobos. Variamos algo el itinerario y nos metimos por un camino que ya usamos la semana pasada y que da algo de vidilla a al ruta. Como un rayo nos plantamos en la cantera merced a una estupenda bajada que parte desde la loma hasta la base de los taludes.
Tanto Pedro como Paco se quedaron bastante sorprendidos del paisaje tan especial, con esas laderas artificiales llenas de cárcavas, con esos tonos que tiene la grava y con esa naturaleza que poco a poco está volviendo a colonizar lo que en su momento fue una gravera con bastante volumen de trabajo.
Desde aquí, y con la visita terminada nos fuimos derechos hacia la finca de La Losilla, y por la vía de servicio nos dirigimos a el parador, donde pudimos encontrar un grupo de cinco peregrinos extranjeros haciendo el camino de Santiago, les dimos un buen saludo, y con deseos de que hagan buen camino nos fuimos derechos para el Badil, donde nos esperaba nuestros almuerzo.
Como siempre nos trataron estupendamente, buen ambiente, bien servido, bien preparado, rápido y con mucha simpatía la que se destila en este lugar. Terminado un rato estupendo de buena charla y mejores risas, como en toda la mañana, decidimos que lo mejor era volver ya para nuestras casas que era una hora más que prudente para recogerse.
En fin, al final una ruta de 45 kilómetros, tranquila y como siempre, ¡estupenda!
Aquí os dejo el enlace a todas las fotos y la ruta.
Un abrazo...Edu
Bueno...., al fin...., menos mal que me deslío. Menuda semana de no tener tiempo ni para comentar crónicas ni nada de nada.
ResponderEliminarEsta ruta a la Cantera de la zona de Cansalobos, lo cierto es que, aunque corta, es muy instructiva y simpática de hacer, que además, si le añades alguna pista, camino o senda de Chinchilla, la puedes alargar hasta los 50 kms, como mínimos, pero es que la cantera tiene su encanto.
Sin ser petulante o querer serlo, se va a quedar como la ruta que hacemos en Chinchilla a la Cueva de las Bolas, mira que la hemos hecho en infinidad de ocasiones, pero nunca te cansas de hacerla.
Saludos.
Pues menuda idea más buena unir esta ruta de la cantera con la de la ruta de la cueva de las.bolas, tenemos que hacerla algún día.
EliminarBueno, que nos vemos la semana que viene.
Un saludo...Edu