Aún tenemos mucho que hablar de nuestro querido Riópar, de sus rutas y de sus paisajes, pero en esta ocasión debemos hacer un homenaje a toda esa gente que ha trabajado y ha mantenido una tradición minera e industrial en esta comarca. Y es que, esa tradición también forma parte del patrimonio de nuestra provincia y por lo tanto, debemos dar a conocer para no olvidar nunca de dónde venimos.
En la estancia en Riópar todos sabemos que es obligada la visita al nacimiento del Río Mundo, al parque natural de los Calares, a Riópar Viejo, al Padroncillo, a la Almenara y a tantos y tantos sitios; que ya sea andando o en BTT el placer está asegurado. Pero tenemos que hacer un hueco para ver el Museo de las reales Fábricas de San Juan de Alcaraz (http://www.museofabricasderiópar.com), y a ser posible con la familia, pues va a ser una buena manera de hacer ver a los más peques como se fabricaba no hace muchos años.
Sin duda alguna, es una buena manera de conservar nuestro patrimonio y de hacer que una parte de ese legado llegue hasta nuestros días.
Para saber:
A mediados del siglo XVIII se halló en Riópar el único yacimiento conocido de calamina en España. La importancia de este descubrimiento radicaba en que a través de una aleación de del carbonato de cinc (calamina) y cobre se podía obtener latón, y precisamente en aquella época era un metal muy apreciado y valorado, ya que los artesanos debían abastecerse de la única fábrica existente en toda Europa y que estaba radicada en Alemania.
La historia que rodea a todo este complejo es singular y merece la pena que echemos un pequeño vistazo a como aquel descubrimiento, cambió la vida y el futuro de aquella comarca.
La primera fecha que debemos tener en cuenta es el año 1771, año de la visita del ingeniero austriaco Juan Jorge Graubner. Es el primero que percibe las extraordinarias posibilidades de aquel yacimiento: gran pureza del mineral, la proximidad del yacimiento al río mundo y por lo tanto la posibilidad de utilizar el agua para los martinetes, y madera, toneladas de madera para los hornos.
Así pues en 1781 se inauguran las “Reales fábricas de Alcaraz”, que constan de dos instalaciones, por un lado la de San Jorge, ubicado en la propia mina donde además de extraer el mineral se realiza la fundición del mismo en hornos y posterior refinado del cobre, y por otro San Juan de Alcaraz, situado en el arroyo del Gollizo muy cerca de su unión con el río Mundo, donde se sitúan otros hornos para un posterior procesado de y obtención de latón en barra y en alambre.
Pues bien, es en esta época cuando se construye el actual Riópar, que surge por la necesidad de dar vivienda a los trabajadores de estos complejos en un punto no muy lejano a los dos enclaves anteriores.
Como siempre ha pasado en esta provincia en el tema de las minas (ver Las Minas de azufre del coto minero de Hellín), las fábricas pasan a manos del estado en 1784 por su mala situación económica, pero al menos son salvadas y pueden continuar su expansión hasta 1805, incluso con nuevas construcciones como El Laminador (o San Miguel). A partir de este momento, y después de varias crecidas del río Mundo que se llevan por delante las instalaciones de San Jorge, comienza un nuevo período de crisis y así lo atestiguan los informes de José Antonio de Larrúmbide y José Agustín de Larramendi, enviados por el Consejo de Castilla.
Los elevados costes de modernización de las instalaciones hacen que de nuevo en 1838 se privaticen de nuevo, y parece ser que con éxito, pues la sociedad creada para tal efecto logra modernizar las instalaciones y volver a la producción de uno años antes, hasta que en 1846 vende la propiedad a la “Sociedad Metalúrgica de Alcaraz”, quienes dirigen el rumbo del complejo hasta finales del siglo XX. Es evidente que las minas cedieron en su producción y dejaron de ser rentables, con lo que fue precisamente el procesado posterior del latón el que mantuvo la actividad industrial.
Desde 1984 hasta 1996 se logra que la actividad continúe, y desde este año (y algo de abandono después) se logra restaurar la fábrica de Riópar pasando a ser un museo, siendo en el año 2008 cuando se declara BIC dichas instalaciones.
Muy buena la crónica y muy bien conservada la fábrica. Es una pena que ya no esté en funcionamiento, porque a buen seguro, que mucha gente de Riopar lo agradecería, amén de los puestos de trabajo que hubiese generado.
ResponderEliminarMuy bien documentado el reportaje y muy buenas las fotos, que nos dan una idea de lo que debió ser aquello, pero sobre todo me ha gustado la maqueta, ja, ja, ja.
Saludos Edu.
Pues merece la pena, de veras, dejarse caer por allí con los más peques para poder ver como se fabricaba antes, las maquinas, los oficios y tantas cosas que poco a poco van pasando a la historia...¡Cuando se enteren de como funcionan las impresoras 3D!
ResponderEliminarBueno, en cualquier caso es patrimonio y ya sabes que siempre estamos detrás de dar a conocer éste y los sitios que hagan falta, ya lo creo que sí.
Nos vemos este finde.
Un abrazo...Edu